Michelle PINO*
El 11 de octubre se conmemorará el Día Internacional de la Niña, fecha designada por la Asamblea General de las Naciones Unidas para que, a partir de 2012, en dicha fecha se fomente el reconocimiento de los derechos de las niñas y con ello se visibilicen las diferentes problemáticas que por el solo hecho de ser niñas enfrentan cada día.
A pesar de los diferentes marcos jurídicos existentes que plantean que mujeres, adolescentes y niñas tienen derecho a una vida libre de violencia, la realidad es que aun falta un largo trecho que transitar para que esto se haga realidad.
De acuerdo con la página de la Organización de las Naciones Unidas, en el mundo 1 de cada 3 mujeres ha sufrido violencia física o sexual, así mismo, menciona que a partir del brote de Covid-19, la violencia contra las mujeres y las niñas no solo se ha incrementado, sino también en algunos casos, la mayoría, se ha intensificado.
En México, desde hace años ser mujer representa un riesgo, pues siempre estará latente la posibilidad de ser violentada en cualquier momento y ámbito de la vida cotidiana, sin embargo, si una mujer es susceptible de ser vulnerada, una niña lo es más.
En Oaxaca las niñas y adolescentes con edades entre los 10 y 17 años, son el grupo de edad en donde se concentran el mayor número de delitos sexuales registrados, por lo que no es raro que nuestro país sea el primer lugar en embarazos en estos rangos de edad.
Es primordial que nuestra entidad comience a poner especial atención a estos casos, a dejar de callar estas situaciones y comenzar a exigir el derecho de las niñas y adolescentes a vivir una vida plena, sin violencia, es indispensable que nuestra sociedad se de cuenta que las mujeres, niñas y adolescentes, representan la mitad de la población mundial y que si se desarrollan en un entorno afectivo y seguro desde los primeros años de su vida, a medida que maduren se convertirán en mujeres seguras, capaces de afrontar retos en su vida, lo que les permitirá desempeñarse en diferentes ámbitos de su vida como el profesional, lo que dicho sea de paso repercutirá en el desarrollo económico del país.
Pero para lograrlo primero hay que “invertir” en la defensa y promoción de sus derechos, en la lucha por lograr que esa mitad de la humanidad cuente con un trato igualitario que les permita contar con las mismas oportunidades que un hombre, en donde se reconozca su trabajo, rompiendo las barreras que representan los estereotipos y la exclusión, que hoy viven y que las hace vulnerables ante la violencia que cada día afecta más y más ámbitos de su vida, limitando su desarrollo integral, en pocas palabras, tanto ciudadanía como gobiernos, debemos dejar de pretender que la violencia hacia las niñas y adolescentes, es algo más de lo que no se ve…

*Licenciada en Comunicación, con maestría en psicoterapia humanista, en su experiencia profesional ha combinado la Educación y la Comunicación, disfruta escribir y decir lo que piensa. pino.michelle@gmail.com

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