Michelle PINO
La violencia es un fenómeno social que puede estar presente en cualquier espacio de la vida cotidiana y manifestarse de diferentes formas, sin embargo, no siempre pueden ser identificados, en algunos casos porque estas expresiones se normalizan e incluso justifican y en otros, porque se desconoce del tema y se suele generalizar o confundir.
Además de la violencia contra las mujeres, problemática que tan solo en el mes de enero, cobró la vida de 8 mujeres, en el Estado, el tema de la violencia en el entorno escolar es otro asunto que ha acaparado los titulares de los medios informativos y redes sociales en las últimas semanas.
Lamentablemente, a pesar de que el término “bullying” (acoso escolar en la traducción al español), se ha popularizado, el desconocimiento en el tema sigue prevaleciendo y se pone en evidencia cuando cualquier situación de violencia ocurrida en la el entorno escolar, se denomina como bullying sin antes contextualizarse y sin analizar si realmente lo es.
Para empezar, es importante saber que es el Acoso Escolar o Bullying, de acuerdo con el Manual para la elaboración del Protocolo Local para la Erradicación del Acoso Escolar en las escuelas de Educación básica, emitido por la Secretaría de Educación Pública y publicado en los primeros días de diciembre del año pasado, el acoso escolar, se refiere a toda conducta intencional, direccionada, frecuente y en desigualdad de poder (ya sea física, de edad, social, económica, entre otras) que se ejerce entre las o los educandos en el entorno escolar, generalmente en privado y lejos de los ojos de los adultos, con objeto de someter, explotar y causar daño. El acoso escolar se distingue de otras situaciones de violencia por poseer tres características:
- Intención: Voluntad de someter, explotar y causar daño;
- Repetición: Actitud o conducta violenta persistente con el propósito de vulnerar la condición física y emocional y
- Duración: Tiempo transcurrido desde el inicio de las acciones de violencia.
Es decir, hay que aprender a diferenciar entre situaciones de violencia escolar (un hecho aislado, en donde existe un motivo e igualdad de poder y condiciones), y casos de acoso escolar, en otras palabras, es importante identificar correctamente antes de etiquetar, ya que aunque ambas situaciones no deben tolerarse dentro de los espacios escolares, es indispensable dejar en claro que el acoso escolar solo se da entre pares, entre el alumnado en el entorno escolar, no entre adultos o de un adulto hacia niñas, niños y adolescentes.
Por ello, también es valioso tener en cuenta que cuando ante el desconocimiento se utilizan conceptos que parecieran similares como sinónimos o de manera indistinta, lejos de ayudar a disminuir las situaciones, lo único que se logra es banalizar los términos, confundir a las personas, haciendo que cuando realmente se identifican este tipo de situaciones muchas veces no sean atendidas de manera adecuada, ya que se desestiman o minimizan y por ende se conviertan en algo más de lo que no se ve…
*Licenciada en Comunicación, con maestría en psicoterapia humanista, en su experiencia profesional ha combinado la Educación y la Comunicación, disfruta escribir y decir lo que piensa.