Michelle PINO*

Desde hace muchos años las personas se desplazan de sus lugares de origen por diversos motivos, pero principalmente por que se tiene la expectativa de encontrar mejores condiciones de vida tanto para ellas como para sus familias, mejores oportunidades de trabajo, así como también para alejarse de problemáticas sociales y políticas que ocurren en los lugares donde residen.

Así, la migración se ha convertido en un fenómeno cada vez más común, más frecuente y en mayores cantidades. En nuestro país, miles de mexicanos dejan sus lugares de origen cada año con la ilusión de encontrar mejores oportunidades en el país vecino, aunque esto implique poner en riesgo su vida para conseguirlo, ya que la mayoría de las personas que se desplazan, lo hacen de manera ilegal al no contar con los recursos necesarios para tramitar una visa de trabajo que les permita migrar legalmente.

Sin embargo, México no es el único país cuya población se desplaza hacia otros lugares del mundo con la intención de establecerse y obtener mejores salarios o simplemente un trabajo, al que en sus lugares de origen no pueden acceder; países centroamericanos cada vez más han hecho de nuestro país un lugar de tránsito, una parada previa a su objetivo final.

Por esta razón, en las calles de Oaxaca cada vez es más común observar personas centroamericanas que en su intento por llegar a los Estados Unidos, van haciendo escalas en diferentes lugares hasta llegar a su objetivo.

Lamentablemente, el flujo de personas es cada vez mayor y lejos de ser un periodo de tránsito, muchos han convertido en algo casi permanente adueñándose de diversos espacios públicos de diferentes lugares del Estado como las terminales de autobuses, tiendas de conveniencia y parques mismos que han convertido en su residencia.

En la ciudad, cada vez es común ver a mujeres, hombres, niñas y niños en los diferentes cruceros vendiendo cosas, limpiando parabrisas, pidiendo dinero, o apostados en las calles de diferentes puntos y parques en donde instalan casas de campaña, cocinan, duermen e incluso hacen sus necesidades fisiológicas.

Pese a todo este contexto, nuestro gobierno lejos de establecer una política al respecto, que permita que esta situación se minimice, ante el consentimiento u omisión por parte de las autoridades, esta problemática aumenta cada día y de este modo es común observar en las carreteras camiones llenas de personas de otros países llegando a Oaxaca, viviendo en las calles convirtiéndose de esta forma en un “riesgo” para las y los ciudadanos, pues por exagerado que esto parezca, el incremento de personas en viviendo tanto tiempo en las calles, en condiciones poco salubres, poco a poco puede convertirse en un problema de salud pública, esto sin dejar de lado, que estas personas al no contar con su documentación en regla, no pueden trabajar, de manera tal que a medida que sus recursos económicos se vean disminuidos, inevitablemente tendrán que buscar la forma de solventar sus necesidades básicas, todo esto, sin dejar de lado, las condiciones en la que niñas, niños y adolescentes que acompañan a sus familias, vulnerando sistemáticamente sus derechos ante el consentimiento del titular del ejecutivo oaxaqueño a quien pareciera no interesarle el tema y que esto es algo más de lo que no se ve …

 

*Licenciada en Comunicación, con maestría en psicoterapia humanista, en su experiencia profesional ha combinado la Educación y la Comunicación, disfruta escribir  y decir lo que piensa.

pino.michelle@gmail.com

 

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