Michelle PINO*

El regreso a clases será presencial, llueva, truene o relampaguee, declaró hace semanas el presidente en una visita al estado de Veracruz, aseveración que ha mantenido durante semanas y que pareciera empeñado en hacer realidad pese a la tercera ola de contagios por Covid-19.

Argumentando que las niñas, niños y adolescentes requieren de la convivencia y socialización, así como que “se tiene que reponer lo perdido”, al presidente de México pareciera urgirle abrir las escuelas sin importar las implicaciones y consecuencias de ello, ya que también ha asegurado “…no se dará marcha atrás en su decisión de regresar a las aulas”.

Es curiosa su repentina prisa ante el inicio del ciclo escolar, dado que justamente hace un año el discurso era diferente, aseguraba que no pondría en riesgo al alumnado, que sería hasta el semáforo verde y las condiciones adecuadas cuando se regresaría a clases, ahora, el titular del ejecutivo a través del subsecretario Hugo López Gatell, busca clasificar como una actividad esencial las clases presenciales para forzar al regreso a las aulas pesar del semáforo rojo.

Pareciera que, pasadas las elecciones, ya no es necesario quedar bien con el pueblo (a quien solo se le escucha cuando al presidente le conviene), no importa poner en riesgo a la población, aquí importa una vez más hacer la voluntad de una persona que “como dice una cosa, dice otra”.

El presidente dice que hay que recuperar lo perdido, cuando hace un año defendía a capa y espada su estrategia “Aprende en Casa” y aseguraba que no se estaba perdiendo el ciclo escolar, ahora, no solo aumentó los días del calendario escolar, sino pretende regresar al alumnado a la escuela sin que existan en ellas las condiciones mínimas necesarias para asegurar la salud de docentes y alumnado.

Es verdad, es necesaria la escuela, es cierto, las niñas y niños, adolescentes hombres y mujeres, requieren ver a sus pares, volver a jugar, regresar a un escenario lo más parecido a la realidad que conocían antes de la pandemia, sin embargo, su derecho a la salud debe prevalecer, ya que no es lo mismo ser el hijo del presidente y enfermarse de Covid-19 en los Pinos, que en cualquier otro municipio del país, siendo hijo o hija de un ciudadano común.

Por ello, es necesario analizar cuál es la prisa que tienen ahora las personas al frente del manejo de la pandemia y el país, para pretender que en pleno repunte de contagios se reactiven la mayoría de las actividades sin importar lo que pueda implicar, si tanta urgencia hay de regresar a las escuelas, el presidente debe invertir, asegurar la salud de sus ciudadanas y ciudadanos, aplicar vacunas eficientes para el personal educativo, a quien quiere regresar a trabajar pero les consiguió una vacuna de escasa efectividad y pocos resultados probados en su fase experimental, pero esos detalles para él, son de las tantas cosas que no se ven…

 

*Licenciada en Comunicación, con maestría en psicoterapia humanista, en su experiencia profesional ha combinado la Educación y la Comunicación, disfruta escribir y decir lo que piensa.pino.michelle@gmail.com

 

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