Michelle PINO*

Con el inicio del último mes del año, se cierra el sexenio y con ello se concluye una administración que en la que el discurso oficial decía una cosa, pero la cotidianidad no coincidía con las fotografías de un estado perfecto que la publicidad a los turistas le vendía.

Oaxaca a la vista del turismo nacional e internacional, parecía el lugar ideal, lleno de cultura, folklor, calles ordenadas, limpias, seguras, un gobernador con la familia perfecta que caminaba por las calles de manera tranquila, obras públicas con grandes inversiones, sin embargo, las ciudadanas y ciudadanos comunes, día a día vimos un Oaxaca diferente.

A las y los oaxaqueños nos tocó vivir un sexenio en donde transitar en las calles y carreteras era toda una odisea, pues había que librar baches, hoyos, bloqueos, tomas de casetas, cobros por parte de diferentes grupos político-sociales y retenes arbitrarios por parte de los pobladores de comunidades cercanas a las carreteras.

Si de seguridad hablamos, sin importar la zona de la ciudad, los robos a transeúntes, negocios, casas, oficinas, autos sucedían a cualquier hora, sin que existiera un freno certero a esa problemática.

Aunado a ello, cabe destacar que el sexenio que concluye, tiene una deuda con las mujeres, pues, aunque se hablaba de un compromiso con la igualdad de género, con la erradicación de la violencia contra las mujeres, la realidad es que más de 700 familias oaxaqueñas hoy lloran la ausencia de alguna hija, madre, hermana, abuela, porque las autoridades nunca encontraron o no quisieron encontrar la manera de frenar esta otra pandemia que día a día desgasta a la sociedad.

Este sexenio, termina con una cifra mucho mayor a la que el sexenio anterior registró en lo que al tema de la violencia contra la mujer y feminicidios se refiere, pues pese a la Declaratoria de Alerta por violencia de género emitida en 40 municipios del estado, la violencia contra las mujeres fue en aumento, haciendo de Oaxaca un estado en donde ser mujer se ha convertido en un peligro.

Aunado a eso, la capital, cierra el sexenio con una crisis sanitaria en lo que se refiere al manejo de la basura, tema para el que aun no existe una solución definitiva y se mantiene latente la posibilidad de que en cualquier momento las calles se vuelvan a llenar de bolsas de desechos, ocasionando moscas y focos de infección en los espacios públicos.

Así, con todas estas problemáticas se va cerrando un año más y un sexenio, con la expectativa de lo que el 2023 y la nueva administración traerán, la realidad es que sea del color que sea el partido en el poder, las problemáticas seguirán, y con discursos no bastará para hacerlas desaparecer y evitar que sigan siendo parte de aquello de lo que no se ve…

*Licenciada en Comunicación, con maestría en psicoterapia humanista, en su experiencia profesional ha combinado la Educación y la Comunicación, disfruta escribir  y decir lo que piensa.

 pino.michelle@gmail.com

@MichellePino1

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