Michelle PINO

Mientras en el mundo e incluso algunos otros estados de la República, la quinta ola de contagios de Covid-19 cobraba fuerza, en Oaxaca, pareciera que solo por celebrarse la Guelaguetza, las y los ciudadanos nos volvimos inmunes al virus.

Como si la falta de organización para la realización de las obras en las diferentes vialidades no hubiera sido motivo suficiente para causar caos entre la ciudadanía, la aplicación de las vacunas a las y los infantes de 5 a 11 años, vino a aderezar la ya complicada situación de la ciudad, tráfico, aglomeración en los puntos de vacunación ante la falta de una estrategia para realizar de manera adecuada el proceso de inoculación, evitando largas filas y niñas y niños expuestos a contagios por tener que esperar en las aceras por más de 2 horas para poder alcanzar una ficha y acceder a la vacuna.

Por si esto no fuera poco, este proceso vino a hacer aún más visibles situaciones que ya de antemano se saben, pero que al menos en otros momentos se trataban de disimular, ahora, eso no importó, pues algunas escuelas particulares no tuvieron que hacer fila para poder acceder a las vacunas,  al menos en el rango de 12 a 17 años, las vacunas fueron a estas escuelas, mientras que el alumnado común, el de las escuelas públicas, ellas y ellos sí tuvieron que hacer largas filas para ser vacunados.

 

Aunado a todo esto, la cereza en el pastel fue la llegada de las fechas de la Guelaguetza, ya que la ciudadanía entera pensó que en forma automática se volvía inmune y el coronavirus se había erradicado, pues con motivo de las actividades propias de las fiestas del cerro, la gente se volcó a las calles, Oaxaca volvió a recibir turismo nacional e internacional que si bien es un insumo para recuperar la economía del Estado, la realidad es que en ningún momento se les solicitaron medidas mínimas sanitarias para poder ingresar a nuestro territorio y mucho menos para transitar en los diferentes espacios públicos y privados, ya que era común ver a grupos de turistas sin cubrebocas caminando por la ciudad.

Así, en Oaxaca la pandemia parecía un lejano recuerdo, donde lo que importaba era celebrar la Guelaguetza, los convites, las fiestas, conciertos, cerrar con broche de oro el sexenio, aunque los contagios y los enfermos, fueran nuevamente algo más de lo que no se ve…

 

*Licenciada en Comunicación, con maestría en psicoterapia humanista, en su experiencia profesional ha combinado la Educación y la Comunicación, disfruta escribir  y decir lo que piensa. pino.michelle@gmail.com

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