Michelle PINO*
Hace unas semanas se llevó a cabo el proceso electoral para decidir quien gobernará los próximos 6 años el estado de Oaxaca, sin embargo, a pesar de la importancia de la elección, fueron pocas las personas que acudieron a las casillas a emitir su voto.
Tal vez, una razón podría considerarse la pandemia, pues aún cuando pareciera que está erradicada y que en la cotidianidad todo parece volver a la “normalidad”, sabemos que el riesgo de un rebrote es latente si no se tienen las medidas sanitarias necesarias para evitarlo, pero tristemente, la razón parece ser otra muy diferente.
En esta contienda electoral, las y los ciudadanos oaxaqueños teníamos complicada la toma de decisión para emitir nuestro voto, en lo personal debo confesar que desde que las y los candidatos se dieron a conocer sabía que una vez más teníamos que decidir no por la persona con mayor preparación, con mayor experiencia, con mejores propuestas, con mayor congruencia y empatía con la ciudadanía, sino por el menos peor.
Tristemente a medida que se acercaba el día de la votación, escuchaba entre diferentes grupos de personas, espacios sociales o laborales que quienes tenían claro por quien votar, era por mantener (a su juicio) una relación con alguna o alguno de los candidatos y esto le aseguraría un cargo o al menos mejores condiciones de trabajo, incluso había quienes ya aseveraban ser los elegidos para encabezar alguna institución o área del gobierno, si su candidato obtenía el triunfo.
Por otro lado, algunos escépticos comentaban la facilidad y rapidez con que algunos de los candidatos habían ido cambiando su estatus social y económico, analizaban como de ser familias clase media, se habían convertido en familias con varias propiedades e hijas e hijos viajando por el mundo.
Otro sector de la ciudadanía, indecisa, analizaba el actuar del gobierno federal y suponía que pasaría en Oaxaca con alguien de esa línea dirigiendo el estado, mientras, por otro lado, analizaba las demás opciones sin encontrar argumentos significativos para poder hacer contrapeso a una elección que desde un principio el partido de los Pinos sentía ganada.
Así, sin muchas opciones y teniendo que elegir entre lo menos peor, en lugar de la alternativa que traería mayores beneficios a nuestro estado, muchos llegamos a las casillas conscientes de que en las planillas no había manera de lograr que Oaxaca vuelva a ser una ciudad pacífica y segura, un lugar con grandes atractivos turísticos, calles limpias y transitables, con los servicios mínimos para una vida digna de sus ciudadanos, tuvimos que hacer de cuenta que en medio de una elección reñida nuestro voto sería tomado haría la diferencia y que el dedazo desde los Pinos era algo más de lo que no se ve…
*Licenciada en Comunicación, con maestría en psicoterapia humanista, en su experiencia profesional ha combinado la Educación y la Comunicación, disfruta escribir y decir lo que piensa.
pino.michelle@gmail.com