Armando ÉBOLI*
Puebla, Pue.- El sistema político mexicano tiene una característica, producto de su contexto histórico y heredado de la revolución mexicana: su falta de reelección. Poco a poco, se ha abierto esta opción para alcaldes y legisladores, pero la reelección presidencial sigue siendo impensable. Es parte de nuestra mitología nacional y para poder pensar en la relección presidencial como algo viable, necesitamos mínimo una generación de mexicanos que confíe mayoritariamente en el sistema electoral. Hoy, con el partido en el gobierno socavando la autoridad electoral, la reelección presidencial luce más lejana que nunca.
Entre las cosas positivas de la reelección está que, en cada proceso electoral, el proyecto de gobierno se deja en manos del votante, se fortalece la posibilidad de estabilidad y continuidad. El sistema político mexicano en lugar de dar dos periodos de cuatro años como en Estados Unidos, opta por algo a medio camino; no hay reelección, pero se le dan 6 años al presidente. El efecto no deseado de esto es la paulatina pérdida de autoridad que el Presidente sufre después de las elecciones intermedias. Un cambio de sistema político es casi imposible y la gran revolución de la 4T no llega a tanto, pero ha encontrado en la consulta de revocación de mandato una alternativa creativa que serviría para fortalecer la autoridad del Presidente después de las elecciones intermedias.
Yo no creo en la reelección en México porque todavía no confío en el sistema lo suficiente y también creo que esta herramienta, la consulta, traería un instrumento más de inestabilidad al país. MORENA nos ha demostrado lo fácil que es, apelando a sus bases de partido y trabajadores de gobierno, juntar las firmas para las consultas. Lo hicieron para la consulta de ex-presidentes y en esta, el poderoso PRI que conocimos en el pasado la hubiera podido realizar en los sexenios de Fox o Calderón sólo por amenazar, negociar o conseguir algo.
Pero en el mejor de los casos, lo más preocupante es, en el supuesto de tener un presidente sumamente impopular, lo fácil que es sabotear la consulta simplemente asfixiando presupuestalmente al Instituto Nacional Electoral (INE).
Me preocupa que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) no presioné lo suficiente al gobierno ni al poder ejecutivo para brindar los recursos necesarios al INE para realizarla. La democracia mexicana depende más de la SCJN que de cualquier otra entidad estatal; el mandato constitucional no debería ser únicamente para el INE, sino para todo el Estado mexicano que debe garantizar y coadyuvar a la realización de la consulta. Si la SCJN no obliga al gobierno a dar los recursos, la consulta se quedará en un instrumento no político, si no politizado.
*Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) y pasante de la maestría de Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Interesado en relacionar arte con política. De gustos altermundistas pero acostumbrado a vivir en un mundo neoliberal.