Armando EBOLI*
PUEBLA, PUE.- Para finalizar el año y para afinar motores rumbo a 2024, en noviembre sucedieron dos marchas, la primera, el 13 de noviembre, para manifestar un rechazo a la nueva reforma electoral que planteaba el presidente, y la segunda, convocada para mostrar apoyo a su gobierno.
La primera marcha, que se realizó con la excusa de defender al INE de una reforma, tuvo relativo éxito, pues sirvió como catalizador para que varios sectores de la población, opuestos al gobierno, pudieran articularse juntos, y mostrar que todavía hay un voto independiente, principalmente de clase media, que no está comprometido con AMLO y que todavía puede ser convencido.
La segunda, fue una contestación intimidante del gobierno, movilizó, en un ejercicio de coordinación de masas magnifico, a más de un millón de personas. Y aunque la superioridad de la segunda fue aplastante, habría que ver cuántos seguirán en el mismo proyecto cuando los precandidatos de MORENA terminen de destruirse y quizá, postularse por otros partidos.
Aunque la marcha del 17 de noviembre encontró finalmente una causa, todavía no hay un rostro con credibilidad que pueda capitalizar el descontento con el gobierno, tendría que ser un rostro nuevo, de ahí que se infle tanto a Luis Donaldo Colosio Junior, alcalde de Monterrey, quizá el único rostro joven, heredero de un nombre casi mítico, pero que no parece sentirse listo. El resto de los políticos de los partidos opositores son rostros ya conocidos que no representan alternativas nuevas, pero que a la vez, y aquí es donde ha ganado discursivamente AMLO, se han visto tímidos al tratar de reivindicar que los gobiernos pasados, cuando sus partidos gobernaron, fueron mejores.
La verdadera lucha por la presidencia está, dentro de MORENA, entre Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y, aunque sin tener el apoyo del partido, también Ricardo Monreal. Si alguno de ellos rompe definitivamente con MORENA y se postula por otro partido. Se llevará consigo parte del capital político del partido en el poder y lo podrá sumar al de otras fuerzas políticas. Es quizá el único escenario que veo hoy para unas elecciones competidas en 2024, sea como sea, cualquier político que realmente quiera ser presidente, hará mucho ruido este 2023.
*Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) y pasante de la maestría de Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Interesado en relacionar arte con política. De gustos altermundistas pero acostumbrado a vivir en un mundo neoliberal. exxebo@hotmail.com