Europa es la región del mundo que más depende del exterior para consumir energía. El 53% del abastecimiento proviene de terceros países. En un momento en que el principal proveedor extranjero —Rusia, que cubre un tercio de la demanda— genera muchos recelos por su participación en el conflicto de Ucrania, Bruselas da un nuevo impulso a la unión energética del continente. Reducir las compras del exterior, incrementar las interconexiones de electricidad y mejorar la eficiencia energética constituyen los principales objetivos, según el proyecto que presentó ayer la Comisión Europea.
El Ejecutivo comunitario ya ha intentado otras veces promover medidas similares, pero hasta ahora los Estados han sido reacios a permitir la intervención de Bruselas en lo relativo a la seguridad energética. “No podemos perder otra oportunidad”, alertó el comisario de Energía, Miguel Arias Cañete, en la presentación de esta iniciativa. Sin citar a Rusia, el vicepresidente de Unión Energética, Maros Sefcovic, argumentó que los acontecimientos “hacen ahora mucho más oportuno este proyecto”. Seis países (los tres bálticos, Finlandia, Bulgaria y Eslovaquia) dependen enteramente de Moscú para sus compras de gas.
Un elemento en el que ambos políticos tendrán que emplearse a fondo para vencer las resistencias de los países miembros es la llamada transparencia de los contratos. Hasta ahora cada país acuerda con su suministrador un precio y unas condiciones en principio desconocidas para el resto, lo que da mucho más poder a la empresa que provee la energía. Este y otros elementos provocan que los precios del gas en Europa dupliquen los de Estados Unidos, según datos de la Comisión, que quiere participar en la negociación de los países con sus proveedores.
La otra pieza clave de este proyecto —de gran interés para España— es el compromiso de aumentar las interconexiones energéticas. La posibilidad de transportar electricidad entre países debe representar al menos un 10% de la capacidad de producción en 2020. El nivel tan bajo del que parte España (ahora puede intercambiar con el exterior un 4% de la producción nacional, gracias a la reciente inauguración de una conexión con Francia) pone en peligro la consecución de esa meta en cinco años, según reconoció ayer Arias Cañete. “Se necesita aumentar los esfuerzos”, advirtió.