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Armando EBOLI*

SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIS.- El estado mexicano sigue fallando, las tragedias siguen sucediendo y la migración, se ha convertido después de la seguridad, en el punto más flaco de este gobierno. La tragedia sucedida en Ciudad Juárez el 28 de marzo, donde murieron 39 personas y que tiene reminiscencias sobre lo ocurrido con la Guardería ABC, es frustrante porque en todos los medios se nos muestran una y otra vez las condiciones deplorables de esos supuestos albergues que, en realidad, son cárceles para migrantes.

La presión que Estados Unidos ejerce sobre México para controlar el flujo de migrantes explica parte del problema, pero no es excusa para las fallas del Estado.

En el vergonzoso video donde se ve a los agentes migratorios abandonar el lugar dejando a los migrantes a su suerte, vimos un poco la “banalidad del mal” de la que hablaba Hannah Arendt, ellos sólo cumplían su trabajo, si los hubieran liberado dejándolos escapar, probablemente también habrían sido sancionados, se les puede acusar de falta de sensibilidad y empatía, pero ¿es justo pedir rebeldía a un trabajador del estado al que principalmente se le exige lealtad? La primera falla del estado viene de origen; el Instituto Nacional de Migración carece de protocolos para actuar en situaciones como esa, los agentes migratorios, hoy presuntos culpables, no sabían qué hacer.

No hay nada más triste que ver a un político deslindarse y culpar a otro por una tragedia, justo lo que hizo el secretario de gobernación Adán Augusto López al recordarnos que la política de migración fue encargada por el presidente de México a Marcelo Ebrard, Secretario de Relaciones Exteriores, a pesar que legalmente le corresponde a la Secretaría de Gobierno (SEGOB). Dejando de lado la rivalidad que estos dos políticos pudieran tener, esta lamentable declaración nos recordó lo informal que puede ser este gobierno al asignar tareas, pues independientemente de los tratos hechos a puerta cerrada, la ley es clara al hacer responsable al secretario de gobernación. Lo otro es que, Marcelo Ebrard, es el encargado de la política de migración a nivel de política pública, pero la gestión de los centros de detención para migrantes sigue en manos de la SEGOB.

Tanto en el problema del narcotráfico, como el de migración, Estados Unidos es un actor importante con el que se tiene que consultar y coordinar políticas, el vergonzoso capítulo en el que Trump forzó a Andrés Manuel López Obrador a cambiar su política de puertas abiertas tan solo unos días después de haberla anunciada, es inolvidable. México, desde entonces, aprendió a usar la migración como carta de negociación con Estados Unidos para discutir otras agendas. Y, sin embargo, culpar a Estados Unidos y luego no hacer nada sustancial, también ha sido un error de este y otros gobiernos de México; se ha fallado en diseñar un sistema migratorio al margen de los intereses estadounidense.

Si bien es cierto que quizá Estados Unidos debería mandar recursos para ayudar a solventar la crisis humanitaria, también lo es que la austeridad republicana tampoco ha puesto un sólo peso para fortalecer el sistema migratorio y las consecuencias de su abandono son visibles.

 

 

*Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) y pasante de la maestría de Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Interesado en relacionar arte con política. De gustos altermundistas pero acostumbrado a vivir en un mundo neoliberal.

exxebo@hotmail.com

 

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