La talla es el ejercicio de encontrar la vida dentro de la piedra para Patricio Santiago

Jorge GÓNZALEZ VELÁSQUEZ

SAN AGUSTÍN ETLA, OAXACA.- La escultura es una de las disciplinas de las Bellas Artes que consiste en la creación de figuras o formas a partir de esculpir o tallar los materiales. El término procedente del vocablo latino sculptura, denomina el resultado. Hoy en día a esta actividad, se le han adherido las disciplinas de modelados y vaciados con sus respectivos resultados en diferentes materiales.

Cuando Patricio Santiago Paz (Magdalena Apasco, Oaxaca 26 de marzo de 1982) me invita a escribir esta reseña para su participación en la Revista mujeres Shaíque, de mi más absoluto respeto por su labor y ser representante y referente cultural en Oaxaca ya por varios años, lo primero que viene a mi memoria es su labor y entrega a la creación y producción de su trabajo escultórico en piedra.

Lo conocí, mediante su trabajo, en la Ruta Escultórica de Ejutla de Crespo, Oaxaca en el año de 2018 a la que fui invitado a participar y cuando montaban nuestro trabajo escultórico en el lugar de exhibición en la plaza principal del pueblo. Lo que vi, fue toda una serie de recursos de montaje y obra que llamaron poderosamente mi atención. Se trataba de, nada menos, que de un ensamble horizontal en cantera gris titulado El Chapulín de más de 2 metros de longitud y otra pieza de forma serpentina de más o menos las mismas dimensiones y de manera vertical. Los ensambles y la sutileza de las uniones, las formas finamente trabajadas, su concepto y su realización me advirtieron que detrás de esta propuesta había un escultor con oficio. ¿Quién es? Me pregunté inmediatamente.

Cabe mencionar que, como artista plástico multidisciplinario, he tenido la oportunidad de trabajar en diferentes partes del mundo exhibiendo mi trabajo y haciendo participaciones en diferentes simposia de talla en piedra, talla de madera, vaciado y terminado de bronce además de pintura y grabado, lo que me ha permitido tener una gama y un acervo visual plástico amplio. Por lo que puedo decir con certeza y autoridad, frente a la obra de Patricio Santiago Paz y que pude ver en ese momento, aún antes de conocerlo, que todavía existe, en estos días del llamado arte conceptual y no objetual contemporáneo, esta parte poderosa de la creación de la escultura basada en la técnica y el oficio para poder hacer obra propositiva y de carácter actual y personal y encontrarlo en una de las regiones de Oaxaca, fue un agradable descubrimiento para mi.

Ya al poco tiempo y después de tener la oportunidad de trabajar en el taller Maestros Canteros, de una gran tradición en Magdalena Apasco fundado por el maestro Odilón Santiago, Q.E.P.D., pude conocerlo y observar de cerca su proceso creativo. No era fortuita la formación de escultor de Patricio Santiago Paz pues es basada en su pasado de tallador y labrador de canteras. Sus bases de artesano son fundamentales y las lleva con orgullo.

Naturalmente pudimos hacer una amistad basada en el trabajo, la creación y el arte. Así, fui testigo en estos tiempos de pandemia, de los estragos causados en el corazón de su taller y en su vida con la irreparable pérdida del Maestro Odilón Santiago que por demás esta decir, fue el pilar y base de la educación de Patricio y sus hermanos.

En su perdida y viviendo su duelo, Patricio pudo recibir una especie de iluminación que se

acentuó al contraer él mismo esta terrible enfermedad que lo dejó postrado y casi al borde de desaparecer. En palabras de él, esta experiencia le dio la oportunidad de verse de frente y valorar la vida y la de los suyos.

En un desayuno que tuvimos hace poco en San Agustín Etla, en medio de un ambiente cordial, tuvimos una pequeña conversación: A raíz de que mi padre muere, tuve una gran depresión, con pocas ganas de seguir trabajando. En el taller, todo me recuerda a él, habitaba el espacio siempre y ya no estaba… no podía asimilarlo.

Él era un hombre muy fuerte y responsable tanto en el trabajo como al frente de su familia y nos inculcó lo mismo con su ejemplo.

Una de las cosas que yo admiraba de mi padre era que apoyaba y ayudaba a la gente de su comunidad y fuera de ella. Nunca pedía nada a cambio, era sólo el gusto de poder hacerlo.

Por eso es que yo me comprometí conmigo mismo de poder hacerlo también y retribuir si tengo la oportunidad.

Poco tiempo después, yo enfermo de gravedad por la misma causa. Fue en ese momento que entendí muchas cosas de la vida y que a mi padre no le hubiese gustado verme así. En ese momento pensé en mi familia, mi esposa y mis hijos y decidí luchar por vivir para estar con ellos y seguir trabajando en lo que más me gusta y quiero que sea mi legado: labrar la cantera“.

Pudo ver en una suerte de Epifanía, que su misión es la de compartir y ser el vínculo y herramienta que tienda puentes en su comunidad. Lo podemos ver como ejemplo, en la iniciativa e impulso del reconocimiento de las categorías de cantería y arte lapidario en el premio estatal de arte popular, categorías que no existían antes, sólo por mencionar alguno.

Así, hablar de Patricio Santiago es hablar de honestidad, ante todo sencillez dentro de una fuerza creativa latente y ancestral.

Las piezas que han sido creadas por Patricio, van saltando en ideas desde su mente y sus manos y lanzadas hacia su equipo de trabajo en el taller. Taller formado con paciencia y tiempo de dos a veces tres expertos artesanos. Con ellos ha logrado una comunicación y un lenguaje sui géneris consistente en trazos, signos, símbolos y gestos para poder coincidir en la elaboración de la estatutaria. Felizmente en la mayoría de los casos, el resultado nos sorprende. Son figuras en la piedra, de cantera verde, cantera gris, cantera rosa, piedras de monte, piedra de río, figuras estoicas que habitan el espacio.

Patricio Santiago Paz dentro de su imaginaria y mundo interno, nos comparte su espacio en donde lo más importante para él es su familia a la que le demuestra su cariño en cada obra y logro realizado.

Pienso nuevamente en su trabajo y vienen a mis ojos irremediablemente, toda esa obra hierática, estoica, llena de vida. Su visión plástica repleta de símbolos prehispánicos nos deslumbran por su sencillez y solida presencia. Patricio voltea al pasado, a lo que tiene enfrente. Veo que en esa misma vuelta al pasado y hurgando en el, a Picasso estudiando la imaginaria Africana buscando inspiración o como lo hicieran nuestros pintores de caballete y muralistas, escultores y escritores al traer toda esa riqueza de nuestro pasado prehispánico, modernizando los conceptos haciéndolos pintura llenando muros y habitando espacios con escultura y múltiples ejemplos literarios. O también pienso en Henry Moore cuando voltea hacia el Chaac-mool y este le ofrece una serie de soluciones impresionantes.

La piedra, su materia prima, es femenina se expone y propone y Patricio tome el reto. Y pienso un poco más allá y me surge una duda: Patricio escoge la piedra o tal vez ¿ella lo

escoge a él? Como forma de expresión al final son uno solo, un solo concepto en comunión.

La piedra siendo una de las materias más complicadas para trabajar, se aparece y se deja

transformar. Es difícil porque requiere de fuerza, delicadeza y visión profunda para ver lo que el pedazo esconde. En todos los bloques hay formas implícitas, lo decía Miguel Ángel, en una declarada posición de humildad o tal vez, sobrada soberbia (posición que sólo el trabajo arduo te permite), sólo hay que sacarlas, quitar el sobrante. Es cierto, esa visión solo la da la dedicación constante en ese ejercicio de exorcizar la piedra. Trabajo difícil, arduo, extenuante e incomprendido.

El resultado casi siempre afortunado en el caso de Patricio Santiago, no lleva implícito el esfuerzo que hay detrás de cada una de ellas. Es decir, no es visible, no hay manera que se note. La paz y quietud de sus formas no reflejan la batalla librada detrás: polvo, tierra, sudor sangre, dudas, incertidumbre que solo el oficio la práctica y el conocimiento de la materia ayudan a librar. Sin ellos la batalla seria perdida.

Pensar en el resultado, en el trabajo que la luz hará para formar y permitir ver el aliento tomando forma, da el aliciente para librarla para que valga la pena. Muchas veces la talla, la pieza pensada se pierde y tienes que sucumbir al poder interno que la piedra lleva y te retiras.

Yo como escultor sé lo que se necesita hacer para que la materia hable, diga lo que necesitas, exprese tu sentir. Nos buscamos al hacerlo. Patricio Santiago lo logra seguido. A veces se da cuenta, a veces no pero siempre está contento tal vez no con el resultado más que con el proceso. Se nota, se ven sus ganas de compartir su poesía y sus necesidades de permanecer en este mundo mediante su obra y acciones.

Él es de esos creadores que se dan pocas veces en la historia. Si tenemos la suerte de contar con su presencia y ver su proceso, en el tiempo veremos un cuerpo de obra de invaluable fuerza lleno de poética estética. Ya somos pocos los que nos dedicamos a este oficio y esos pocos lo seguimos de cerca.

 

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