LA SUSTANCIA MISTERIOSA Y LA ETERNA BÚSQUEDA DE LA JUVENTUD
Mariana Navarro
GUADALAJARA, Jalisco. – Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha buscado el secreto de la eterna juventud. Civilizaciones como la egipcia, la griega y la china desarrollaron mitos y rituales que prometían prolongar la vida y desafiar el paso del tiempo.
En la modernidad, esta búsqueda no ha cesado; al contrario, ha adquirido nuevas formas a través de la biotecnología, la medicina antienvejecimiento y la obsesión cultural por la imagen.
LA JUVENTUD COMO MITO Y OBSESIÓN
El cine y la literatura han explorado esta fascinación desde múltiples ángulos. La película La Sustancia (2024), protagonizada por Demi Moore, y el documental Don’t Die, disponible en Netflix, ofrecen una mirada inquietante sobre las implicaciones de extender la juventud a toda costa. Estas producciones plantean preguntas cruciales: ¿qué significa realmente vivir más tiempo? ¿Hasta qué punto la búsqueda de la juventud compromete nuestra identidad?
LOS 50+ Y EL DESAFÍO DE LA PERCEPCIÓN SOCIAL
Las personas mayores de 50 años enfrentan un dilema sociocultural complejo. En una era que idolatra la juventud, el envejecimiento es visto más como una enfermedad que como una etapa natural de la vida. A lo largo del siglo XX, el progreso médico y tecnológico ha ampliado la esperanza de vida, pero también ha generado una presión sin precedentes sobre el envejecimiento activo, la apariencia física y la productividad.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la esperanza de vida global ha aumentado más de 30 años en el último siglo. Sin embargo, esta longevidad no siempre viene acompañada de calidad de vida. Muchos adultos mayores enfrentan discriminación laboral, invisibilización en los medios y un sentimiento de desplazamiento en un mundo que parece acelerar sin ellos.
La Sustancia expone esta problemática a través de un relato perturbador: la promesa de juventud eterna viene con un alto costo. ¿Acaso no estamos viendo reflejada esta situación en la realidad? Procedimientos estéticos, suplementos antienvejecimiento y terapias celulares proliferan, pero ¿realmente nos hacen más felices o solo nos alejan del proceso natural de aceptar el paso del tiempo?
HISTORIA DE LA LONGEVIDAD: DE LA ALQUIMIA A LA BIOTECNOLOGÍA
La obsesión por la juventud no es nueva. Durante siglos, los alquimistas buscaron el elixir de la vida, mientras que en el Renacimiento, exploradores como Juan Ponce de León persiguieron la legendaria Fuente de la Juventud en América. Sin embargo, fue en el siglo XX cuando la ciencia comenzó a abordar el envejecimiento de manera sistemática:
• Década de 1930: Clive McCay, de la Universidad de Cornell, descubre que la restricción calórica prolonga la vida en ratones.
• Años 60 y 70: Se desarrollan las primeras teorías del envejecimiento celular, incluyendo la teoría de los radicales libres.
• Década de 1990: Elizabeth Blackburn y su equipo descubren la telomerasa, una enzima clave en la longevidad celular.
• Siglo XXI: Surgen startups dedicadas a la biotecnología del envejecimiento, como Calico (de Google) y Altos Labs.
El documental Don’t Die muestra el lado más extremo de este fenómeno: el deseo de algunos científicos y empresarios de desafiar la muerte misma. Pero, ¿es esto realista o simplemente una extensión del miedo humano al fin de la existencia?
ÉTICA Y FILOSOFÍA DEL ENVEJECIMIENTO
La pregunta no es solo científica, sino filosófica: ¿qué significa envejecer con dignidad? Filósofos como Simone de Beauvoir han reflexionado sobre la vejez como un proceso no solo biológico, sino también cultural y psicológico. En su libro La vejez (1970), Beauvoir argumenta que la sociedad moderna margina a los ancianos porque los asocia con la decadencia y la inutilidad.
Sin embargo, culturas como la japonesa han demostrado que el envejecimiento puede ser visto de manera distinta. En Okinawa, una de las regiones con mayor número de centenarios en el mundo, el concepto de ikigai (razón de ser) es clave: el sentido de propósito es más importante que la mera juventud.
CONCLUYENDO :
EL VERDADERO SIGNIFICADO DE LA LONGEVIDAD.
El mensaje de La Sustancia y Don’t Die es claro: el deseo de eterna juventud puede convertirse en una trampa. Envejecer no debería ser visto como un problema a corregir, sino como una oportunidad para evolucionar.
Para los 50+, la clave no está en temer al envejecimiento, sino en abrazarlo con sabiduría. La longevidad no debe medirse solo en años, sino en la calidad de esos años. Más que una carrera contra el tiempo, la vida es un viaje donde cada etapa tiene su propio valor.
Por ello, en lugar de preguntarnos cómo vivir más, deberíamos preguntarnos cómo vivir mejor. Porque al final, no es la edad la que define nuestra plenitud, sino la manera en que elegimos vivirla.