Compartir

El verdadero liderazgo no es el que espera a que el cambio llegue, sino el que lo anticipa y lo convierte en ventaja

Nazareth BLACK*

CDMX.- En mis más de dos décadas de trayectoria en la industria automotriz, abriendo espacios para la electromovilidad, me he topado una y otra vez con la percepción errónea de que muchas empresas siguen viendo la sostenibilidad como una etiqueta costosa, un lujo de países ricos o un simple accesorio de marketing. Y vaya que han explotado este último enfoque: el greenwashing va en aumento.

Pero las reglas del juego han cambiado. Hoy, la transición verde no es una moda, ha cobrado vida para convertirse en el nuevo estándar de competitividad. Quien no lo entienda, perderá más que dinero: perderá relevancia, acceso a mercados, y la confianza de las nuevas generaciones de consumidores, inversionistas y talento.

Desde mi experiencia liderando proyectos como Zacua y Motores Limpios, he visto cómo el valor empresarial cambia radicalmente cuando se piensa en largo plazo. Ya no basta con fabricar, vender y rendir cuentas cada trimestre.

Hoy, se espera que las empresas construyan futuro, no que lo comprometan.

Hay que hablar de China. China lo entendió antes que todos

Hace poco, una amiga me contaba, sorprendida, cómo hace más de veinte años se fue a estudiar a China y encontró un país muy distinto al de hoy. “Naza, estaban muy pobres. ¡Es increíble el avance! Ahora hay dinero por todos lados, están riquísimos”, me decía. Ella viaja con frecuencia para conseguir insumos más económicos para su empresa. Me ha invitado a acompañarla, y en su próximo viaje, sin duda iré.

Su transformación también fue radical en sostenibilidad. Hace dos décadas, China no era referente en electromovilidad ni en tecnología verde. Hoy, controla más del 60% de la producción global de baterías, domina la cadena de suministro de litio y cobalto, y fabrica más de la mitad de los autos eléctricos del mundo.

Tanto avance en tan poco tiempo. ¿Por qué? Porque apostaron estratégicamente, desde el gobierno y el sector privado:

  • Impulsaron subsidios masivos para acelerar la adopción de vehículos eléctricos.
  • Financiaron a empresas como BYD, que hoy compite al tú por tú con Tesla.
  • Protegieron su mercado interno mientras desarrollaban capacidades tecnológicas.
  • Trazaron una visión a 30 años, no a tres trimestres y no resetean a su país cada 6 años con el cambio presidencial.

El mundo no puede hablar de transición energética sin mirar a China. Y no estamos aquí para idealizar el modelo, ni ignorar las sombras de su crecimiento —como las prácticas laborales cuestionables o su fama de piratas—, pero sí para reconocer que si andaban de copiones, esto fue solo un paso necesario para convertirse en líderes. Lo hicieron creyendo, invirtiendo y arriesgando.

El mercado como colectivo es un ente, que tiene voz y nos dice fuerte y claro que:

El 70% de los consumidores globales prefiere marcas alineadas con valores sostenibles (Nielsen, 2023).

Los fondos ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) han crecido más de 300% en los últimos 5 años.

Europa prohibirá la venta de autos de combustión en 2035.

¿Y en México? Mientras desde la cúpula se predica un discurso “verde”, seguimos viendo vehículos de gobierno altamente contaminantes y políticas sin coherencia.

Los mexicanos. ¿Seguiremos produciendo obsolescencia? ¿O vamos a liderar la innovación?

La presión ya no viene solo de afuera. También viene de clientes más conscientes, ciudades más enfermas y jóvenes que exigen propósito. Los nuevos consumidores no están dispuestos a trabajar, ni a comprar, ni a invertir en marcas sin compromiso con el planeta.

Invertir en sostenibilidad no es un gasto, es un blindaje estratégico que reduce riesgos operativos y legales, mejora la eficiencia energética a la vez que eleva la reputación. Otros beneficios es que facilita la obtención de financiamiento e incentivos verdes y atrae talento joven, preparado y comprometido.

 

¿Y las PyMEs? Pueden y deben liderar

Sé que muchas pequeñas y medianas empresas sienten que la sostenibilidad es un lujo. Pero les aseguro que la agilidad que tienen para adaptarse es su mayor ventaja.

Para implementar modelos circulares, electrificar una flota, reducir empaques, o crear alianzas de impacto ambiental positivo no se requiere ser una multinacional. Las PyMEs pueden —y deben— ser protagonistas de esta transformación. Son el corazón económico de México y tienen en sus manos una gran parte de la solución.

México tiene una oportunidad histórica

Estamos en el radar del nearshoring, sin embargo, no atraeremos la inversión correcta si no elevamos nuestros estándares. Ya no se trata solo de ser baratos, sino de ser estratégicos, sustentables y confiables.

Imaginemos un México que no solo ensambla autos eléctricos, sino que diseña tecnologías, forma talento y exporta innovación verde con sello nacional. Ese México es posible. Pero para construirlo, necesitamos un empresariado consciente, políticas públicas ambiciosas y, sobre todo, liderazgos valientes.

Hoy, las empresas pueden elegir: ser protagonistas de la transición o víctimas de ella. El liderazgo verde no es filantropía, es inteligencia competitiva. Y quien lo entienda hoy, será referente mañana. El momento de actuar es ahora.

 

 

*Nazareth Black es CEO de Zacua, Motores Limpios y Evolena / Mujeres en Industria. Impulsora de la electromovilidad, la innovación sostenible y el liderazgo con propósito en México y América Latina.

www.NazarethBlack.com

 

Compartir