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Ana Sly HERNÁNDEZ CORRES*

Este sonado concepto, es una práctica que desde siempre se ha realizado, pero en su minoría por las personas cuando establecen relaciones sexo afectivas. La responsabilidad afectiva es un actuar basado en el consenso, cuidado y diálogo de los sentimientos y emociones que surgen en las relaciones sociales, pueden ser familiares, de pareja o en el trabajo. Tener en cuenta las emociones del otro es una de sus implicaciones, sobre todo del impacto de nuestro actuar sobre ellas.

Te pregunto ¿Cuántas veces has pensado que el sufrimiento o dolor que has sentido se pudo haber evitado si la otra persona en la relación te hablara con la verdad? Resulta que ese sufrimiento se hubiera evitado si la otra persona hubiese tenido Responsabilidad Afectiva, esto es, que hubiera expresado sus emociones, sentimientos y pensamientos de forma clara y oportuna, teniendo conciencia de que todo acto que realice tiene un impacto positivo o negativo en las emociones del otro.

Hablando desde el punto de vista de las parejas, esa conciencia sirve para evitar el dolor innecesario que producen las expectativas del amor romántico. Esto significa que desde el inicio debe quedar claro cuál es el tipo de vínculo que quieren establecer en la relación, considerando la toma de acuerdos, exponiendo las necesidades personales, explicitando los deseos y teniendo empatía por la otra persona, de esta forma ambos decidirán si siguen queriendo tener la relación con las implicaciones que ya se expusieron o prefieren no tenerla. Una de las consecuencias positivas es que ambos tendrán relaciones más equitativas, sanas, respetuosas y transparentes.

De acuerdo a lo anterior, las personas pueden establecer el vínculo y modelo relacional que deseen, siempre y cuando haya consenso entre las personas involucradas. La responsabilidad afectiva permite vivir en libertad la relación de pareja, creando confianza y seguridad en el vínculo que los implicados han elegido y teniendo en consideración los sentimientos de los demás, no quiere decir que son relaciones perfectas, pero si que en el momento de que surja algún conflicto tendrán más herramientas para solucionarlo de la mejor forma.

Existen experiencias y conductas en las relaciones de pareja que reflejan falta de responsabilidad afectiva, algunos ejemplos de estas conductas son el Ghosting o fantasmear, que es terminar una relación cortando totalmente la comunicación de forma repentina, lo que crea una idea de inseguridad en la persona que “terminaron”, y el Gaslighting que es la invalidación de la persona en todos los sentidos, desde los sentimientos hasta lo físico. Otras de las acciones que se pueden identificar en personas que no practican la responsabilidad afectiva son: prometen cosas que no cumplen, dan esperanzas de una relación donde no la habrá, dañan con actos o palabras a la pareja, no son claros con sus necesidades y pretensiones en la relación, entre otros.

Si quieres empezar a ser una persona con responsabilidad afectiva en todas tus relaciones, puedes hacer lo siguiente: identifica que es lo que sientes, exprésalo y comunícalo de manera clara y respetuosa, toma en cuenta que las demás personas tienen sentimientos y pensamientos propios, comunícate de manera asertiva y empática, comprende que no todas las personas tienen el mismo nivel de conciencia, evita las suposiciones mejor pregunta, establece límites y acuerdos desde tus necesidades, habla con la verdad y distingue tus responsabilidades de las de los demás.

 

*Corporativo Ramírez Luna

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