Jennifer JIMÉNEZ
GUADALAJARA, JAL.- Empezamos enero, y con ello la presión de alcanzar nuestras metas, de cumplir promesas, de salir de las deudas, de dejar un mal hábito. En este proceso colina arriba nos veremos seducidos por una aparente rivalidad con los que nos rodean, es decir que comenzaremos a ver a los demás como competencia. Nuestros parámetros los basaremos, si caemos en la trampa, en los resultados de los demás. Es una tendencia del humano tomar este camino, pero si somos lo suficiente responsables antes de que esto ocurra o en el momento en el que se esté desarrollando este patrón, tendremos la capacidad de ser receptivos ante la idea de que la única competencia real que tenemos somos nosotros mismos.
Sería muy desastroso de nuestra parte estar compitiendo con todo el que nos rodea, nosotros mismos sabemos nuestros propios procesos, en qué nivel de disciplina, resiliencia o transformación estamos, querer alcanzar o rebasar los niveles ajenos nos llevaría a una perdida de tiempo irrecuperable, pues no se trata de que logre vencer al otro, es que logre vencer a mi versión de ayer. Nuestro verdadero oponente, competencia o referencia, es nuestro yo de ayer. La lucha que tendré en mi proceso de alcanzar mis objetivos es conmigo mismo, con nadie más. Es con todas mis creencias, hábitos, actitudes, pensamientos que he sostenido por cierta cantidad de tiempo.
El ganador siempre serás tu mismo en diferentes versiones, o gana la versión que siempre ha dominado en ti por costumbre, o gana esa nueva versión que necesitas para lograr lo que te has propuesto. ¿Y qué vas a necesitar para que esa nuevo yo triunfe? Cambiar todo lo que eres hasta ahora, remplazando no solo mentalidad, sino hábitos. Tarea fácil no será, ya que te enfrentarás al guerrero que defenderá tus ya conocidos patrones, hábitos y costumbres. Te anticipo que no tendrá piedad, puesto que es el que ha dominado tu vida la mayor parte del tiempo.
En el momento en el que tu nueva versión comience a dominar se irá moldeando a esa nueva forma, pero en todo este proceso de transformación necesitas armarte de paciencia y sobre todo disciplina. Por este motivo siempre invito a las personas a tomar acción para fomentar con éxito estas cualidades. Armarnos de libros que hablen sobre esto es fundamental, necesitamos primero el conocimiento para después ir practicando día a día, como si se tratará de una obra de teatro. Es ensayar diariamente hasta que la obra fluya sola.
Una buena forma de cultivar la disciplina es haciendo cosas que no nos gusten hasta que nos gusten o bien nos sean indiferentes. Es comprometernos con alguna acción que nos saque de nuestra zona de confort, y que, aunque esa voz nos diga “hoy no lo hagas”, “mejor mañana”, “¿para qué lo haces?”, aun así, se haga. Existen algunas cosas que te costarán más que otras, empieza por las pequeñas, no se trata de qué tan difícil te lo hagas, sino de que tu ser se acostumbre a realizar las actividades que fomenten los pensamientos, emociones y formas de actuar que ahora requieres para lograr objetivos, y esto se logra aún haciendo pequeñas cosas, pero sin dejarlas de hacer, esa es la clave.
Es como el interés compuesto. Entre más sumes, tu dinero se va multiplicando, quizá no en cantidades exageradas, pero sí está dando más que lo de ayer, está superando la cifra de ayer. Pasa lo mismo con nuestras acciones o pensamientos, el chiste es ir sumando día a día, aunque sea mínimo, llegará el momento en que ese mínimo se sienta como máximo.
*Escritora e instructora de meditación. Apasionada por los temas espirituales y de superación personal. He tomado diferentes estudios, diplomados y cursos que me han llevado a conocer y compartir lo que aprendo y experimento sobre el poder de nuestra mente y espíritu.
Instagram: meditaconmigomx
Página web: www.meditaconmigo.mx