Toño SALDAÑA*

BARCELONA, ESP.- Cuando era niño y alguien me regalaba algo, mis padres me decían –Toño, ¿cómo se dice? –Yo, rápidamente respondía –Gracias. Crecemos creyendo que sabemos agradecer por el hecho de decir la palabra “gracias” como respuesta de cortesía; vamos al supermercado y se la decimos a la cajera, lo mismo en un restaurante e incluso cuando nos piden una moneda decimos “no, gracias”. Aprendimos a decir gracias por todo, ignorando el verdadero poder y sentido que tiene el agradecimiento.

No es lo mismo “Ser Agradecido” que “Sentirse Agradecido” y aunque comúnmente lo utilizamos como una respuesta que denota “educación” va mucho más lejos que el uso correcto de esta palabra. Hay una gran diferencia cuando nos dicen gracias a cuando no, aunque sepamos que es mera formalidad nos impacta el no oírlo e incluso ofende y es que lo que produce esta palabra en nuestro interior es enorme por su estrecha relación con el reconocimiento ajeno. Sentir el agradecimiento es la vía más fácil para transformar al cerebro, cambiar un estado negativo a uno positivo consiguiendo automáticamente generar mayor bienestar. La tarea más importante a la hora de practicar la gratitud reside en reconocer las cosas buenas que tenemos poniendo nuestro foco de atención en cada una de ellas, esto crea un efecto dominó donde al principio que no veíamos nada acaba por mostrarnos la cantidad de cosas que nos hacen ser dichosos, lo cual deriva a una emoción de gratitud que inevitablemente moldeará la actitud que tengamos frente a la vida.

La gratitud ha sido tema de discusión entre religiones y filósofos, pero gracias a la ciencia, que ha prestado especial atención a los cambios positivos en el cerebro de quienes la cultivan, se ha podido comprobar y registrar todos los beneficios en la vida de quien la practica. Pensar o decir en voz alta cosas como “gracias por mis manos que me ayudan a escribir, a vestirme y tocar a mis hijos o mascotas; gracias por la comida que tengo y por la gente que me quiere” hace que el cerebro emita una serie de respuestas neuronales que nos producen tranquilidad y paz: respiramos más lento, el corazón regula su ritmo, se detiene la sobreproducción de cortisol, la calidad de sueño mejora, disminuye la ansiedad, aumenta el deseo en la actividad física y conforme más lo practicamos más se estimula la producción de endorfina, dopamina y serotonina mejorando notablemente el estado de ánimo y el sistema inmunitario

Ser agradecido incluye hacerlo hasta con el palazo que te dieron, todas las vivencias están para ayudar a conducir en la carretera de la vida, donde siempre existirán eventos incontrolables, dolorosos, sin sentido, ni explicación o razón de ser, lo cual  no significa que no estés preparado para superarlos y al hacerlo, la sabiduría que queda te servirá para ayudar a otros que pasan por el mismo dolor.

Tal vez no sea hoy ni en una semana, pero te aseguro que llegará un día en que digas “ahora sé por qué sufrí tanto y sé cuál es la misión de aquello que me sucedió” en ese momento te sentirás agradecido.

La gratitud dirige nuestra atención hacia las cosas positivas con las que contamos y no a las que nos crean la falsa esperanza de que al obtenerlas seremos más felices. Por eso, el hábito diario del agradecimiento hace que el cerebro entre en un ciclo virtuoso de bienestar rutinario donde tú tendrás que ser consciente para no caer en vicios de pensamientos negativos y ayudarle amablemente a dirigirse a lo que le beneficie y fortalezca.

Por mi parte, te agradezco que compartas conmigo este espacio para crecer juntos.

 

*Master en coaching en inteligencia emocional y PNL por la Universidad Isabel I de Castilla. Nº 20213960.

Diploma en especialización en coaching y programación neurolingüística (PNL) por la Escuela de Negocios Europea de Barcelona.

IG: tonosaldanaartista

YouTube.com/c/TonitoBonito

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