Armando EBOLI*
PUEBLA, PUE.- Hemos normalizado la violencia, es verdad, pero sigue en aumento y por eso, no deja de ser noticia. Los cárteles se han vuelto grandes corporaciones en un Estado débil, son el síntoma más agudo del sistema capitalista mexicano, grandes transnacionales al margen de la ley, que están dispuestas a usar cualquier forma de violencia para conseguir el monopolio de venta en varios lugares, socavando el derecho exclusivo al uso de la fuerza reservado al Estado.
La guerra contra el narco de Calderón, perece hoy que era ineludible, el mismo Obrador declaró: “He cambiado de opinión ante la violencia que heredé”. Hemos pasado por tres gobiernos de tres partidos distintos los últimos 18 años y todos han decidido militarizar la seguridad pública. Pero Andrés Manuel dio un paso más allá, además de entregar a los militares una serie de funciones reservadas al gobierno civil, desde la construcción de obra púbica hasta la administración de aeropuertos a aduanas. Ha matado la esperanza de una policía civil.
La militarización de Calderón y Peña Nieto iba acompañada de un proyecto de Policía Federal que, teóricamente en el futuro, retomaría para los mandos civiles las tareas que fueron reasignadas a las fuerzas armas. Pero AMLO, obsesionado con borrar de la historia cualquier legado de su archienemigo Felipe Calderón, sin importar si era bueno o malo, no solo desapareció las escuelas de tiempo completo o las guarderías, sino también a la Policía Federal que sería sustituida por una policía de corte militar, la Guardia Nacional, que estaría supuestamente bajo un mando civil.
El corte militar de la Guardia Nacional ya dejaba un mal sabor de boca, pero la violencia nos ha sobrepasado y puede entenderse que, ante la penosa situación, el gobierno se ha visto empujado a tomar decisiones más radicales. Sin embargo, si la idea era crear una policía militar especializada contra los malvados cárteles de la droga… ¿Por qué matar la esperanza? ¿Por qué ignorar cualquier proyecto de una policía civil a futuro?
Si creíamos que en algún punto la Guardia Nacional se convertiría en la policía civil que añoramos, la decisión del gobierno de pasar la corporación a la Secretaría de Defensa Nacional, rompe no solo la esperanza, sino también las promesas y compromisos con los cuales se había fundado, uno de ellos especialmente doloroso, que la Guardia Nacional estaría siempre bajo un mando civil, ya sea la Secretaría de Seguridad Pública o la Secretaría de Gobernación.
No hay nada a lo que López Obrador le tenga más miedo que a otro López Obrador, es decir, a un futuro presidente que, como hizo él con Calderón, intenté desaparecer su legado, la fórmula que él ha encontrado ha sido entregar cada uno de sus proyectos a los militares. Les entregó el tren maya para garantizar que el proyecto se termine y no le repitan lo que él hizo cancelando Texcoco, igualmente les entrega la Guardia Nacional para evitar que un próximo gobierno la desaparezca o le cambie el nombre, como él hizo con la Policía Federal. Andrés Manuel cree que un proyecto de gobierno se convierte en un proyecto de Estado solamente, cuando tiene la bendición del ejército.
*Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) y pasante de la maestría de Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Interesado en relacionar arte con política. De gustos altermundistas pero acostumbrado a vivir en un mundo neoliberal.