Penélope MARTÍNEZ*
La música es capaz de transportarnos a través del tiempo y el espacio, tiene el poder único de evocar recuerdos y emociones de forma muy intensa. Pero ¿de dónde vienen estos súper poderes de la música? Es muy sencillo, la música, al ser percibida por nuestro cerebro, lo impacta de forma significativa. Siempre que escuchamos música se activan regiones del cerebro asociadas con la memoria y con las emociones, esto significa que la música puede desencadenar recuerdos específicos ligados a momentos, personas o lugares. Y por si aún no fuera suficientemente fascinante, la combinación de tonos, ritmos y letras puede estimular la liberación de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, que están relacionados con la regulación del estado de ánimo y la sensación de placer, creando así una conexión emocional profunda con la música que perdura a lo largo del tiempo, muchas veces, por el resto de nuestras vidas.
Así, la música se convierte en una puerta hacia la nostalgia, una emoción agridulce, compleja y poderosa, que se caracteriza por una añoranza profunda por experiencias pasadas, personas, lugares o momentos que se perciben como positivos e importantes. Funciona como un recordatorio emocional de lo que una vez se tuvo o se vivió, generando una sensación de pérdida, pero al mismo tiempo de anhelo por volver a esos momentos. Además de la música, existen diversos estímulos que pueden desencadenar a la nostalgia (fotografías, aromas, sabores, lugares familiares, etc.) y su función principal radica en conectarnos con nuestras raíces e identidad, nos da un sentido de pertenencia. También fomenta la reflexión sobre el paso del tiempo y la evolución personal. A través de la nostalgia, las personas pueden encontrar consuelo y gratificación al recordar experiencias pasadas y así, mejorar su estado de ánimo y autoestima, aumentar la motivación, dar significado a la vida y hasta fortalece al sistema inmune gracias a que reduce los niveles de estrés.
La música, como ya mencionamos, tiene el súper poder para despertar recuerdos perdidos en lo más profundo de nuestra memoria, basta con escuchar unos cuantos segundos de una canción para transportarnos instantáneamente a momentos significativos de nuestras vidas: el primer amor, las noches de verano con amigos o incluso momentos de soledad que ahora recordamos con cariño. Estos recuerdos llegan de forma tan vívida, que no sólo recordamos hechos, sino también las emociones asociadas con ellos, creando una conexión emocional que trasciende el tiempo.
Además de evocar recuerdos autobiográficos, la música también nos conecta con el pasado colectivo de la humanidad, todos amamos alguna (o varias) canción que han resistido la prueba del tiempo, permitiéndonos experimentar fragmentos de la historia de la humanidad. A través de ellas, no sólo nos transportamos a un tiempo y lugar específicos, sino que también nos conectan con las emociones y experiencias de quienes las crearon y disfrutaron en su momento, convirtiendo a la nostalgia musical en una experiencia compartida, un puente que une a las personas a través de generaciones y culturas. Incluso, hay canciones que se han convertido en puntos de referencia culturales que trascienden hasta las barreras del idioma, y es que pareciera que la música es por sí sola un idioma para expresar emociones. Todos hemos experimentado la sensación de escuchar una canción que ha tocado el corazón de millones de personas por todo el mundo y sentir cómo nos unimos a una comunidad que trasciende fronteras, edades o hasta gustos musicales, para convertirnos a todos en simples oyentes que comparten un vínculo común a través de la música y las emociones que evoca.
Así, la música y la nostalgia forman un dúo, muchas veces inherente, que enriquece nuestras vidas de innumerables formas, ya sea que estemos reviviendo recuerdos de nuestra vida o explorando el pasado colectivo de la humanidad, la música ofrece un medio poderoso para conectarnos con nuestras emociones y experiencias más profundas, es a través de sus melodías etéreas, que encontramos consuelo en el pasado, inspiración en el presente y esperanza para el futuro.
*Bióloga egresada de la Facultad de Ciencias de la UNAM con maestría en Neurobiología y candidata a doctor en Ciencias Biomédicas. Por muchos años ha sido profesora y ha colaborado en diversos programas de divulgación científica. Sociedad de Científicos Anónimos Querétaro
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