HUMANOS Y MÁQUINAS , ENTRELAZADOS

Mariana Navarro

GUADALAJARA, Jalisco. – En nuestra calidad de observadores del tiempo, asistimos a un momento histórico que redefine la naturaleza de la humanidad misma.

Entre la carne y el silicio,
en la urbe palpitante del siglo XXI , en las Vegas Nevada , fue el epicentro donde los sueños tecnológicos del presente siglo, se erigieron por medio del CES 2025.

Ahí , fue el escenario donde lo inimaginable comienza a materializarse.

CES, por cierto , es el acrónimo de Consumer Electronics Show (Feria de Electrónica de Consumo), un evento anual de relevancia mundial en el ámbito de la tecnología y la electrónica .

Su primera edición tuvo lugar en junio de 1967 en la ciudad de Nueva York, bajo la organización de la Consumer Technology Association (CTA). 

Desde entonces, hasta el presente siglo , el CES se ha consolidado como una plataforma esencial para la presentación de innovaciones tecnológicas y de Industrias Disruptivas.

Fue en este recinto donde Realbotix, visionaria de la robótica avanzada, reveló su más reciente opus: humanoides de un realismo asombroso, diseñados para disolver las fronteras entre la carne y el silicio.

Lo que antaño habitaba los territorios de la ficción especulativa hoy se alza como un fenómeno tangible, desafiando nuestra comprensión de la coexistencia entre humanos y máquinas.

ROBOTS CON “ALMA”: ¿UNA QUIJOTESCA ILUSIÓN O EL NUEVO ROSTRO DE LA REALIDAD?

Los autómatas presentados por Realbotix trascienden la mera perfección mecánica.

No se limitan a imitar los gestos humanos, sino que se aventuran en el inexplorado terreno de la emoción simulada.

Equipados con algoritmos de inteligencia artificial de sofisticación nunca antes vista, estos ingenios son capaces de interpretar estados anímicos, responder a estímulos emocionales y, en apariencia, forjar lazos sociales con sus usuarios.

El prodigio reside en su capacidad para aprender de manera adaptativa, moldeándose a las necesidades emocionales del ser humano.
Pero este avance, que algunos consideran milagroso, nos enfrenta a interrogantes profundas: ¿Puede un ser sin conciencia alcanzar una auténtica comprensión de las emociones humanas? y acaso,
¿Es legítimo calificar de “relación” a la interacción con una entidad programada para agradar?,
Y, más importante aún, ¿nos enfrentamos al reflejo de nuestras propias carencias afectivas, depositadas en la fría perfección de una máquina?

EL DEBATE ÉTICO: ¿AVANZAMOS HACIA UNA SOCIEDAD DE QUIMERAS?

Mientras estas criaturas de metal y circuitos se abren paso en nuestra cotidianidad, emerge un dilema moral ineludible.

Durante los debates del CES 2025, filósofos, tecnólogos y sociólogos se enfrentaron a los límites éticos de este futuro híbrido que se avecina:
¿Es prudente confiar en artefactos que aprenden, evolucionan y eventualmente podrían replicar nuestros comportamientos más íntimos? ; ¿Qué acontecerá con la naturaleza de las relaciones humanas, si estas son progresivamente reemplazadas o complementadas por la compañía de un ser artificial? ¿Estamos, como sociedad, preparados para una convivencia donde lo biológico y lo sintético compartan no solo espacios físicos, sino también territorios emocionales?

El dilema no es solo práctico, sino filosófico: al dar alma a lo inanimado, ¿corremos el riesgo de despojar la nuestra de su esencia más profunda?

EL FUTURO: UNA ENCRUCIJADA ENTRE LO HUMANO Y LO ARTIFICIAL

En nuestra calidad de observadores del tiempo, le reitero , asistimos a un momento histórico que redefine la naturaleza de la humanidad misma.

Los humanoides de Realbotix no son meros prodigios técnicos, sino heraldos de un nuevo paradigma, un testimonio del poder transformador de la tecnología y, simultáneamente, un recordatorio de nuestras más profundas ansiedades existenciales.

El CES 2025, más que una exposición de novedades, fue un espejo donde contemplamos un mañana incierto.
Este porvenir, donde las líneas entre lo humano y lo artificial se difuminan, nos obliga a decidir qué valores preservaremos al adentrarnos en una era de máquinas que imitan la vida.

CONCLUYENDO

Este evento de recuente exposición , no es únicamente un avance tecnológico, sino un llamado a reflexionar sobre el alma de nuestra civilización.

Ante la posibilidad de un mundo híbrido, nos corresponde cuestionar si la creación de máquinas con semblante humano nos acerca más a nosotros mismos o nos distancia irremediablemente.

El futuro está aquí, y nos enfrenta a una elección: abrazar la innovación con responsabilidad o sucumbir al espejismo de una perfección vacía. ¿Será la era de los robots el capítulo más brillante de la humanidad, o el preludio de una desconexión de lo esencialmente humano?

Ante tal interrogante, cuán si fuésemos viajeros del tiempo, debemos afrontar con la claridad que solo otorga el conocimiento profundo de nuestra propia naturaleza.

La feria tecnológica continuará siendo un referente para las tendencias emergentes en tecnología, incluyendo áreas como la inteligencia artificial, la realidad virtual y aumentada, y el Internet de las cosas (IoT).
En nosotros está hacia donde se dirigen nuestros sueños y expectativas y hacia donde construimos nuestro propio futuro .

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