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Milka IBÁÑEZ*

Cuando eres adolescente, hay una fascinación por las historias de terror, por esa emoción de tener un contacto con lo desconocido, de sentir cómo el miedo te recorre la piel con un escalofrío que revienta con un grito, que de alguna forma sale todo chillón y es muy distinto al grito de alegría. No entiendo el por qué, pero recuerdo muchísimo esa etapa de mi vida y los intentos de “comunicarnos” con el más allá por medio de lápices de colores, horarios específicos y una ouija súper chafa para jugar en una casa abandonada.

Pero bueno, esto ¿qué tiene que ver con cine? Pues es que ahora les quiero comentar sobre una película que me hizo volver a sentir como en aquellas épocas, con un miedo controlado, pero con una historia de fantasmas genial. Historias de miedo para contar en la obscuridad es dirigida por el noruego André Øvredal, basado en el libro del mismo nombre del autor Alvin Schwartz, quién recopiló historias y mitos, del folklore estadounidense para convertirlo en una trilogía. En los 80´s causaron revuelo por los “escalofriantes” relatos; al ser libros de terror para adolescentes, algunos los pensarón demasiado tenebrosos para su público objetivo, pero se volvierón un hit. Por ahí del año 2016, un dedo santo adquiere los derechos de este libro para volverlo película; ese dedo misterioso fue el de Guillermo del Toro, sí, ese señor que siempre salva el cine mexicano y apuesta por apoyar a nuevos talentos (en esta columna somos fans y lo que sigue de este señor). Entonces, Guillermo toma esta historia, siendo un consumidor de clásicos de terror desde su corta edad y se vuelve el productor.

La historia se desarrolla el día de Halloween de 1968, en un pequeño pueblo de Pennsylvania, cuando Stella, una adolescente aspirante a escritora y sus amigos, le juegan una buena broma al abusador de la escuela. En medio de esta persecución, se encuentran con Ramón, un chico que le huye a ser parte de la guerra, es así como llegan a resguardarse a una casa embrujada donde se cuenta la historia de una pequeña niña que vivió encerrada y que llenó de magia negra la casa haciendo que muchas personas perdieran la vida, al esconderse en un cuarto secreto. Stella encuentra el libro en donde la niña escribía sus historias y es así como empieza toda la aventura para evitar que lo que se escribe en el libro se haga realidad.

Son cuentos de terror muy básicos, si bien empiezas a ver una historia para adolescentes muy normal, el diseño de los fantasmas le da el giro tenebroso; claro, se nota muchísimo la mano de Guillermo del Toro, este galardonado director mexicano que en sus inicios hacía diseño de personajes y maquillaje de efectos especiales, por lo que esta inspiración se puede observar en cada uno de los relatos que se van desarrollando. La iluminación juega un papel genial para crear las atmosferas terroríficas y acentuar los detalles grotescos de sus personajes, así como el sonido con el que crean el complemento perfecto para dar unos cuantos brincos del sofa, o ese sentimiento de esperar el momento en que algo se va asomar por la pantalla para que apliques “¡el córrele, córrele, que ahí viene monstruo!”.

Si tienen adolescentes en casa, seguro les va a gustar muchísimo una noche de pizza para ver esta película; disfrutaran de una historia tierna, pero a la vez bastante obscura.

*Comunicación y Relaciones Públicas. Directora General 24 Risas por Segundo, Festival de Cine y Comedia.

 

 

 

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