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¿Debemos de pagar las hora nalga?
julio.palau.ranz@gmail.com
Estimados lectores, esta semana nuestros diputados en mayoría del mismo partido que el ejecutivo, aprobaron por decreto e instrucciones del ejecutivo varias leyes, sin siquiera analizar y evaluar los daños que ocasionan sus decisiones.
Esto es una lección que debemos de aprender de tener representantes que una vez electos, nos representen y no a los partidos políticos que impusieron candidatos en la elección y que exista un mecanismo donde nos informen a los representados y los representados emitan un voto y donde el legislativo lleve el voto de la mayoría al congreso y respete ese voto y no el que le mandó su partido.
Entre los cambios a las leyes, el que salió primero, fue el de reducir las horas de trabajo, eso significa que pasamos de 48 horas a 40 horas a la semana, 8 horas diarias de lunes a viernes y se descansan 2 días.
En países como Francia, esa política laboral les permite a los empleados trabajar solo de lunes a viernes y se usa con varios motivos, uno es que ayuda al empleado a que descanse su cuerpo y mente, después de la tensión de 5 días, donde estuvo comprometido con la calidad y ser más productivo.
Otro de los beneficios es que así puede disfrutar de dos días para hacer viajes cortos a otras poblaciones y disfrutar de una comida típica, conocer nuevos lugares y poder incrementar su cultura al visitar un museo o simplemente dedicarse en la casa a dar mantenimiento o leer un libro o tomar un curso de capacitación, un taller o escribir un diario.
Por supuesto que en México eso no sucede, acá las temporadas de vacaciones y los puentes se ocupan para ir a la playa, generalmente en temporada de vacaciones escolares para aprovechar e ir con toda la familia, eso genera una saturación en las playas.
Esa saturación genera mal servicio por la cantidad de gente, aumento en los precios (ley de la oferta y la demanda) y tener unas vacaciones para olvidar, pérdida de tiempo en pasar casetas de más de dos horas y siempre habrá una anécdota negativa.
El mexicano no tiene hambre por ser más culto, más capacitado, más preparado; así que los sábados y domingos se invertirán en agarrar la jarra desde el viernes, ya que al otro día no se trabaja, ver la tele todo el día junto con la cruda y seguramente llegará tarde a trabajar el lunes.
Nos falta una verdadera cultura del desarrollo personal, de la productividad, queremos ser ricos para no tener que hacer las cosas, soñamos con sacarnos la lotería para no tener que trabajar, recibimos los apoyos ninis y no invertimos en un desarrollo en cursos o capacitación o poner un negocio.
Lo ocupamos para gastarlo en un celular, una cerveza, unos tenis y no se dan cuenta que el tiempo pasa y llega un momento que van a dejar de recibir las becas y que han desperdiciado su vida inútilmente y se vuelven resentidos con los que sí han trabajado, se han esforzado y, ahora, tienen una mejor calidad de vida.
Por desgracia, en México contamos con varios tipos de empleo; el del burócrata que solo está trabajando o haciendo como que trabaja, eso se llama en el bajo mundo como hora nalga, porque solo le pagan por venirse a sentar y esperar que pase el tiempo de salida.
También están los burócratas de confianza, les pagan menos que los sindicalizados y ellos sí tienen que sacar la chamba, para ellos no existen los horarios normales, tienen que trabajar horas extras y no hay días de descanso, esto lo hacen con la promesa que algún día, si han hecho los méritos suficientes, los pasarán ha ser de base y, entonces, podrán disfrutar de una jornada de trabajo de hora nalga.
Por parte de los empleados de la iniciativa privada, sin duda, se verán en aprietos, a los empresarios que si les cuesta producir el ingreso para los pagos de los empleados a la semana o a la quincena, solo tienen de dos sopas, exigirles más productividad o caer en romper la ley.
La manera de romper la ley es decirles a los trabajadores, me vale sombrilla lo que digan los diputados y senadores, aquí el que quiera trabajar, tiene que trabajar también los sábados y el que no le gusta, me firma en este momento su renuncia.
Como hay ausencia o falta de trabajo, un empleado tendrá que seguir bajo las órdenes del patrón y soñará con algún día ser burócrata sindicalizado o ser candidato a un puesto político.
Un amigo en el desayuno, al comentar esto me decía, fijate que yo conocí a un secretario de economía que tenía en su oficina dos secretarias, una a la izquierda y otra a la derecha, cuando le traté el asunto al que iba, me dijo, déjame tus papeles con la secretaria de la derecha, le preguntó ¿por qué? y le respondió que la de la izquierda era la sindicalizada y ella veía otros asuntos menos urgentes.
La solución es sencilla, se puede desarrollar una aplicación para el celular (APP) donde los directores de cada secretaría, convoquen a una junta, con su orden del día e inviten a sus supervisores, en la misma se toman acuerdos, la regla es que cada acuerdo tiene a un supervisor responsable para que no se echen la bolita y se crea la minuta.
En el celular del supervisor, van a aparecer los acuerdos que tienen como compromiso, así que dividen en tareas y los asignan a sus operadores, una tarea por operador responsable y un control de qué tarea es primero y cuál después, además de la tarea o acción, se define un entregable que demuestre que se hizo la tarea, el tiempo de entrega y un estatus de su situación.
El empleado u operador, al prender su celular, aparece la tarea que debe de hacer, de esta manera puede hacer un check in por tarea y comienza su tiempo, al terminar y subir el documento que compruebe que ya lo hizo, se pone en pausa el reloj, cuando el supervisor lo revisa y aprueba, se hace un check out y aparece la siguiente tarea a realizar.
De esta manera ya no pagaremos tiempo nalga, pagaremos tiempo real de trabajo y pagaremos lo justo a cada quien.
Como siempre a la orden, cualquier comentario que gusten hacerme, leo críticas o felicitaciones, mi correo es julio.palau.ranz@gmail.com