Jennifer JIMÉNEZ*
GUADALAJARA, JAL.- Mientras estoy sentada en la banca de concreto del parque, viendo a mis hijos jugar y sintiendo una ráfaga de viento invernal, una vecina me pregunta, Jeny qué meditación hago, habrá algo para mí, para todos mis problemas. Mi experiencia me ha llevado a darme cuenta que casi todas las personas albergan esa misma duda, en silencio se cuestionan si la práctica puede ofrecerles algo que estén buscando sin saber con seguridad qué. O de si tendrá el remedio para deshacerse de algún mal emocional, físico o mental. La respuesta a esta incógnita es sí. En el mundo de la meditación existen muchas formas de poder vivir la práctica, y cada una de ellas nos ofrece experiencias únicas y diferentes.
En esta ocasión les quiero compartir tres tipos de meditación que estoy segura les servirá de mucho, mismas que estaré subiendo en esta y las próximas dos columnas. Hay que comprender que la meditación, como ya lo he repetido muchas veces, no se trata de poner la mente en blanco, se trata de focalizar la mente, de centrarla, de permanecer en una atención sostenida, es decir en la concentración. ¿Pero en qué me concentro? Bueno, existe variedad de focos en los que podemos concentrarnos y esto es lo noble y bonito de la meditación, que para todos tiene algo.
Quizá hay personas que son más visuales o más auditivas y esto se toma en cuenta cuando los instructores hacemos guías de meditación para otras personas. Tomamos sus fortalezas y debilidades adecuándolas para que la práctica sea muy amigable, y que los resultados sean notorios. No podría escribir en esta columna las tres meditaciones juntas, pero creo que ésta en particular, les motivará para que inicien y prueben de las mieles de un retiro personal, de un retiro de silencio, de un retiro que nutrirá tu espíritu, cuerpo y mente.
- Meditación metta o del amor benevolente.
Esta práctica va dirigida a personas con baja autoestima. Con altos niveles de autocrítica destructiva. O las que tienen deseo de ser mucho más empáticos con los demás. Su objetivo es cultivar el amor y bondad hacia todo su entorno, incluido el interior de uno mismo. Esta practica tiene un orden de desarrollo. Después de tomar una postura relajada, de preferencia sentados ya que acostados podemos caer en el sueño, y haber hecho cinco respiraciones profundas para liberar estrés, vas a imaginarte a ti mismo delante de ti. Después alguna persona respeta por ti, algún guía, maestro, familiar, amigo, alguien que sea como un mentor. Después, a un lado, algún ser querido (sitúa al primero que venga a tu mente, ya que probablemente es con quien necesites trabajar esta meditación). A un lado una persona neutral por quien no tengas sentimientos específicos. A su lado a una persona hostil, con quien tienes dificultades actualmente. Finamente visualiza el universo y toda su bastedad, como si estuvieran contenidos en ti.
Una vez que has hecho esta visualización, repites: Todo ser vivo vive en paz y felicidad. Yo tengo derecho a esa misma paz y felicidad. Cuando repitas esto, siente todas las emociones que te abracen. Hazlo cinco veces, con calma, sin prisas, sintiendo realmente lo que provoca esta frase. Después repetirás cinco veces: Estoy en paz. Estoy sano. Estoy feliz. Hazlo con calma, con convicción, sin duda. Y siente con total presencia las emociones que emanan de estas declaraciones. Trabaja en comprender el significado real de estas palabras, me refiero a no las digas por decir, como merolico. Cuando la mente quiera divagar no te frustres, no te enojes, no le sigas el rollo, regresa a las frases cuantas veces sea necesario. Una vez que termines de decir estas frases, cierras tu práctica repitiendo cinco veces con la misma intención: Yo y todos los demás seres humanos estamos en paz. Yo y todos los demás seres humanos estamos sanos. Yo y todos los demás seres humanos somos felices.
Si eres principiantes usa la regla de cinco repeticiones como lo marque en el ejercicio. Si cuentas con mas tiempo, puedes ir subiendo la cantidad de repeticiones. Siempre recuerda estar en un lugar sin distractores y poner tu celular en silencio. Haz esta meditación durante veintiocho días, por la mañana al despertar y por la noche, antes de irte a dormir, ya cuando has terminado todos tus pendientes. Notarás cambios desde el día uno.
*Escritora e instructora de meditación. Apasionada por los temas espirituales y de superación personal. He tomado diferentes estudios, diplomados y cursos que me han llevado a conocer y compartir lo que aprendo y experimento sobre el poder de nuestra mente y espíritu.
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