Karla MARTINEZ DE AGUILAR
Fotografías: Jorge Luis Plata
Vestuario: Dacanni
50+1 Nacional, grupo de mujeres políticas, académicas, activistas y especialistas, fue el enlace con Irasema González Vargas, migrante mexicana, quien radica en Estados Unidos desde hace 30 años, y trabaja como asesora lingüística del gobierno de este país. Su historia de vida y trayectoria profesional son fuente de inspiración y un claro ejemplo de cómo detonar el potencial que cada uno tenemos a pesar de las circunstancias.
Migraste a temprana edad a los Estados Unidos (EUA), ¿cuál fue el motivo para tomar la decisión de dejar a tu familia y país?
Mi motivo fue la dolorosa experiencia de haber sido abusada sexualmente a los cinco años. Emigré a los 18 años sin saber inglés en realidad; fue muy interesante y retador porque no practicaba lo que aprendí del idioma en la escuela, aquí en México, así que me comunicaba la mayor parte del tiempo a señas.
Tengo más de 30 años viviendo en EUA, ahí tuve apoyo para trabajar y así comenzar a superar la dolorosa historia de vida por la que pasé. En 2008, gracias al apoyo de la beca completa de Coca-Cola-Goizueta, me gradué de la Universidad de Oglethorpe con una licenciatura en Comunicaciones y especialidad en Política.
El haber tenido la oportunidad de estudiar y hablar otro idioma, me dio las herramientas para escalar posiciones y poder ayudar a los demás.
En retrospectiva, gracias a la oportunidad de vida que tuviste estar del otro lado como dicen, ¿cómo ves ahora el tema del abuso sexual?
Es un tema muy complicado en México. En mi caso, crecí con el dolor en silencio por ser un trauma tan fuerte y por la amenaza de que dañarían a mi familia si contaba lo sucedido; sólo hasta que cumplí 25 años, les conté a mis padres lo que me sucedió.
Esto cambió al llegar a EUA porque, por un lado, el cuidado de una familia que me empoderó hizo crecer mi autoestima; por otro lado, la escuela hizo lo propio, y entre los psicólogos y la comunidad americana me hicieron sentir como una de los suyos. Estas fueron tres columnas de soporte para mí, ahora me siento con la confianza para contar mi historia; allá en EUA hay mucho apoyo para este tipo de casos.
En México, en aquellos tiempos (no sé decirte con exactitud porque mi mente bloquea ese periodo) era un tabú hablar sobre el abuso sexual y por tanto, no existía un apoyo real para casos como el mío. Hoy en día, aunque existe más apoyo en estos temas, no es el suficiente para que quien haya pasado por este trauma lo pueda verbalizar y buscar ayuda.
El episodio de abuso sexual que viviste, ¿se supera o se sobrelleva?
Las dos. Se supera porque a pesar de ello, te quedas con tu mismo cuerpo y alma; tienes que superarlo para continuar viviendo. Se sobrelleva porque si bien si puedes perdonar, no olvidas; son cicatrices muy profundas que algunas situaciones hacen que renazca el sentimiento que te produjo dicho episodio.
Por ejemplo, yo cuando vengo a México, lo hago con miedo porque desde niña viví con ese sentimiento; se vuelve un mecanismo de defensa.
Con esta experiencia dolorosa y que marca un antes y un después en tu vida, ¿cómo buscas contribuir con la sociedad para evitar que más casos como el tuyo se repitan?
Contando mi historia para que la gente se anime a contar su experiencia, para que se rompa con ese tabú que de esos temas no se habla. Para ello, se debe contar con ayuda profesional, como en mi caso, que fue con consejeros, mentores, psiquiatras, así como con la ayuda de la familia americana que me acogió, para recuperar mi autoestima y fortalecerla, para poder ser ejemplo para mujeres y hombres quienes sufrieron lo mismo.
Actualmente, soy asesora lingüística de varias agencias clave del gobierno de los Estados Unidos que buscan proteger a los niños, familias, migrantes y a la humanidad en general. Busco generar relaciones para brindarles el apoyo necesario a los sectores vulnerables.
¿Cómo llegaste a trabajar en el gobierno de los Estados Unidos?
Creo que todo se dio a partir de que siempre quise trabajar en defensa de las niñas y niños debido a lo que me sucedió, y que evidentemente no quería le sucediera a nadie más.
La vida me fue llevando a trabajar en otras posiciones hasta llegar a donde estoy, y te comento, desde el punto de vista psicológico, que acepté trabajar en el gobierno porque yo sabía que ellos me cuidarían a comparación de los que no pudieron protegerme. Ya llevo ocho años laborando aquí.
Después de haber podido verbalizar el episodio tan difícil en tu vida, ¿cómo fue regresar a México y cómo sobrellevas las historias que sabes de tantas niñas, niños y familias inmigrantes?
La más difícil fue que después de haber podido verbalizar ese episodio doloroso de vida en EUA, regresé a México y me di cuenta de que sus leyes decían que después de “x” número de años, el delito prescribía por ley y ante ello, no podía hacerse nada. No entendía por qué funcionaba así la ley (ahora sé que hay leyes que hacen que un delito no prescriba) y lo tomé de manera personal; por eso, regresé a EUA sin querer volver a mi país, porque en México no me daban ninguna garantía de seguridad.
Puedo sobrellevar tantas historias que veo porque estudié para ser coach ejecutiva y de vida, donde mantengo la salud mental y el bienestar como el centro de mis técnicas, precisamente para tener esos filtros que me permitan procesar la información y ayudarme a mí, y a los demás, a superar las situaciones complejas que la vida nos presenta.
Es muy difícil ver niños solitos, marginados de su país, que desconocen el inglés y que no hablan el español porque solamente conocen su lengua materna, y no siempre se cuenta con intérpretes; que esperan ser recogidos por algún familiar mientras esperan en lugares donde a pesar de lo que se escucha, se les protege; inclusive, los medios de comunicación no pueden acceder a estas áreas. Pero a través de mi formación como coach, hago que la historia de vida de ese niño se convierta en algo que brille, que se transforme en luz; recuerdo cuando yo llegué a EUA, fui apoyada y cuidada; por eso busco ser empática como lo fueron conmigo.
¿Cuál es tu perspectiva en torno a las leyes migrantes en el debate que ha surgido entre México y Estados Unidos porque ambos habitan tu corazón?
Es muy difícil porque me considero de ambos lugares, uno me dio la vida y el otro el apoyo necesario para poder sobresalir y dejar atrás mi historia de dolor.
Mi perspectiva en general, de ambos lados, es que en cualquier lugar, los derechos humanos deben ser respetados. Afortunadamente, donde laboro, sí veo que se respetan los derechos de los inmigrantes a diferencia de lo que se ve y escucha en los medios de comunicación. Por ejemplo, se cuidan mucho a los niños para que no les falte nada y estén lo más cómodo posible mientras localizamos a sus familias en EUA o en su caso, canalizarlos a los lugares donde estarán protegidos.
Hablando desde mi lado mexicano, considero importante que se deben garantizar los derechos de los inmigrantes porque se han suscitado muchos abusos en contra de ellos.
Es un tema muy complejo porque si no cuentas con la preparación suficiente y empatía, puedes afectar a la gente que buscas ayudar.
¿EUA no es el enemigo de México?
No y te lo digo sin que nadie me lo cuente porque vivo ahí. Sé que varias políticas de ambos países no son compatibles, pero ello no significa que sean enemigos.
Siempre han buscado que EUA se vea como el malo de la película, pero yo les digo que no es así porque he sido testigo de que el americano trata al mexicano muy bien. Por ejemplo, en uno de los proyectos que tuve a mi cargo revisaba que la comida que se les servía a los niños fuera basta y buena, teniendo que cambiar la leche procesada que se les daba porque les caía mal debido a que no estaban acostumbrados a tomarla.
EUA tiene cuidado en detalles tan pequeños como esto, que en México no se toman en cuenta.
Menciónanos tres puntos de influencia, personas o situaciones, que te han marcado
En primer lugar, Héctor y María del Carmen, mis padres mexicanos, quienes han sido mi motor e inspiración, trabajaron mucho para que mi hermano y yo tuviéramos una vida mejor.
En segundo lugar, el cobijo que me dio EUA para llegar a las grandes ligas sin olvidar que soy mexicana, orgullosa de mi identidad y el amor que le profeso a mi país. Ese abrigo me lo brindó a sabiendas que mi inglés no es perfecto y en este punto, hago el comentario que con ello se rompe lo que se dice que el estadounidense no acepta al mexicano por su pronunciación del idioma.
En tercer lugar, el haber sido invitada a escuchar en el Capitolio, en Washington D. C., escuchando el reporte (o el discurso como se le conoce en México) de Barack Obama, ex Presidente de los Estados Unidos.
¿Ha cambiado el compromiso que tienes ahora como mujer y profesionista al ser sinónimo de la lucha de los derechos humanos?
No, porque desde niña supe que ese era mi camino. Más bien, ahora busco redoblar esfuerzos para ayudar a las niñas y niños para que verbalicen una situación difícil como la que viví desde el primer momento en que les sucede.
Por otro lado, continuar trabajando en el gobierno porque ahí tengo la oportunidad de hacer diversos proyectos en el área de salud, de derechos humanos, de defensa de niñas y niños, y de trabajar de la mano con otras agencias.
¿Te consideras afortunada a pesar de la vivencia que te marcó?
Sí. Tal vez algunas personas critiquen lo que diré, pero sí me sucedió lo vivido es porque Dios quería que hiciera algo por las niñas y niños que sufren lo mismo. Ello me a dado paz y tranquilidad, y ya no vivo con tristeza y se a convertido en una gran fuerza para continuar adelante.
¿Algo más que desees agregar?
Agradecerles el espacio para contar mi historia y comentarles de paso que este año cumplí 45 años; como regalo, visité Oaxaca, que era uno de los sueños de mi vida, además de modelar vestidos típicos, aprender de su cultura, apoyar a mujeres emprendedoras. Quiero seguir encontrando formas de ayudar a la gente a sobresalir y que tengan oportunidades como las he tenido yo, y ahora que tengo mi consultoría, Irasema Multilingual Communications Consulting, LLC, poder ayudar desde ahí, conformar una red de apoyo para la gente que lo necesita y ser un motor de cambio para bien.