Uriel de Jesús SANTIAGO*
En noviembre de 1985 el Doctor Rodolfo Neri Vela (Chilpancingo, Guerrero, 1952) tripuló el trasbordador espacial Atlantis, con el que orbitaron la tierra 109 veces, durante la misión comandada por la NASA colocaron tres satélites de comunicaciones entre ellos el Morelos I, convirtiéndose en el primer -y hasta ahora único- astronauta mexicano. El resto es historia.
Son alrededor de las 13:30 p.m. del 15 de octubre de 2021, el interior del Teatro Macedonio Alcalá se encuentra vació, se han retirado ya todos los asistentes a la magna conferencia que Neri Vela ofreció en el marco de la 41 FILO. Solo se encuentra iluminado el pequeño espacio en donde charlaremos, lo veo acercarse, trae un pantalón de mezclilla y guayabera blanca, me saluda y toma asiento, se retira el cubrebocas y conversamos la entrevista. A pesar de que el tiempo apremia porque tiene que continuar con su agenda, habla despacio y ofrece a cada interrogante, abundantes respuestas. Como cualquier otro, también teme a la muerte y al cuestionarlo sobre esta, prefiera seguir recordando, esos momentos que dice son su energía, su vida:
Ha contado por 36 años su viaje espacial y lo vuelve a contar como si acabara de suceder ¿Para usted qué es ese recuerdo?
-Pues no sé (se ríe), a veces no lo creo…yo creo que se necesita mucha paciencia y cariño por el trabajo que uno hace, se necesita control mental, se necesita mucha tolerancia porque no solamente es dar la conferencia, si uno lo que busca es dejar algo, sembrar motivación, esperanza, deseos de superación; si uno tiene muy claro ese objetivo, también tiene que entender que al terminar la conferencia es muy probable que varias personas se quieran acercar y uno tiene que convivir y atenderlas. La verdad eso a uno le da mucha satisfacción, el sentir el cariño, afecto y probablemente la admiración, es lo que le da a uno energía, es como si te recargaran las pilas, porque dices “mi trabajo de algo sirve”.
¿Más allá del histórico astronauta mexicano quién es Rodolfo Neri Vela?
-Pues uno más (risas) un ser humano más que le tocó nacer, que no pidieron permiso de si quería venir o no al mundo, pero llegué y gracias a Dios en el seno de una familia, que me dio cariño, que me enseñó el camino de la educación, los valores, las tradiciones mexicanas, porque yo sí me siento muy mexicano. Yo hacía mis piñatas de niño, mis tías que eran profesoras, teniendo tantos sobrinos, cada navidad querían que YO fuera a adornar el árbol y el nacimiento.
¿Y sigue poniendo árbol y nacimiento en su casa o ya no?
-No, ya no (contesta con cierta melancolía), era algo que hacía con mucho cariño para mis tías, porque además pues me daban mis propinas y cuando uno está chiquito pues quieres comprarte tus chocolates y tus cosas; pero lo hacía yo con mucho cariño y además me gustaba cantar mucho, me tocó la época de Pedro Infante, me tocó la época de Jorge Negrete y yo cantaba mucho. Creo que me equivoqué de carrera, yo creo que sería más famoso que muchos cantantes del momento, si es que hubiera tomado clases de canto. Porque todo requiere de trabajo, no solamente que quieras, verdad.
Y hablando de decisiones, en una entrevista dijo que su mamá le pidió llorando que no fuera al viaje espacial y usted fue ¿Qué le dijo cuando regresó del viaje?
-No pues estaba feliz (dice con una sonrisa), porque ya había yo regresado, porque vio que no pasó nada, estaba feliz, súper orgullosa, muy contenta; mi padre también, él al principio cuando le dije que iba a concursar, como que no me hizo mucho caso (se ríe al recordar), como que dijo “está muy difícil” (…) pero ya cuando vio que estaba cerca de la meta, no sabes, se llenó de emoción y de entusiasmo, él estaba feliz y yo creo que mi mamá era la que se preocupaba (reímos) y ya cuando les dije la noticia gané, mi padre se fue hasta el techo de emoción y mi mamá es la que lloró, la que me dijo “no vayas”. Pero fueron a ver el lanzamiento, la NASA los trató de maravilla, además con un traductor que hablara español, para que no se perdieran de nada.
¿Después de una experiencia así, cambió su percepción de la vida?
-Yo creo que va cambiando en todos nosotros conforme pasan los años, la verdad si yo pudiera escoger, pues me gustaría mucho tener siempre, siempre, siempre unos 35 años. Si existieran los vampiros, por ejemplo, que me chuparan la sangre para ser eternamente joven, (sonríe y suspira) pero pues ni modos, el tiempo pasa y yo creo que vives mucho de los recuerdos, del cariño de la gente que has conocido, muchos ya se han ido…
¿Y de la muerte que piensa?
-Sabes que te va a tocar irte, sí, me da miedo, me da cierto temor, no es algo agradable, no es algo que deseo, pero sé que va a ocurrir y para que me pueda ir a gusto, pues trato de disfrutar la vida lo más que se pueda, con cierta modestia, si ambicionar cosas superfluas (…) yo creo que lo más importante es dar las gracias de que uno ha logrado vivir tantos años, porque hay personas que no tienen esa fortuna y seguir conociendo gente nueva, eso es muy bonito.
***
La plática se prolongó más de lo debido, sus asistentes miran impacientes, pero él continúa recordando, me cuenta que le gusta mucho viajar, menciona los parques de Berlín y La Haya; habla de Inglaterra donde estudió su maestría y doctorado, dice “me gusta regresar a la universidad, ver el campus donde yo estudié”, también transitar por sus calles y la casa donde habitó, “así son los recuerdos” se excusa.
*Joven lector, periodista y entrevistador originario de la ciudad de Oaxaca. Es desde los 14 años colaborador de periódicos y revistas locales. Fue miembro del CCPJEO y de la VII legislatura Juvenil del estado de Oaxaca, en 2019 publicó su libro Tras la sombra del panteón San Miguel. FB/ IG/ Twitter: Urieldejesús02