Milka IBÁÑEZ*
En esta segunda temporada de “Merlina”—o “Wednesday” para quienes gusten del nombre en inglés —volvemos a disfrutar la estética gótica que tanto la caracteriza y sigue siendo el sello distintivo que envuelve cada escena en un aura de elegancia oscura y fascinante. Sin embargo, esta nueva entrega no se conforma solo con deleitarnos visualmente. Más allá de los monstruos y los misterios de la peculiar academia Nevermore, la serie decide abrir una ventana más íntima hacia las dinámicas familiares de Los Addams.
Lo fascinante de esta temporada es cómo el guion nos invita a explorar ese linaje femenino que atraviesa generaciones de mujeres fuertes y peculiares. Vemos a una Merlina que, en su rebeldía y su ingenio, se enfrenta no solo a los desafíos sobrenaturales, sino también a la sombra y el legado de una madre tan icónica como Morticia. Hay una danza constante entre ambas, un juego de espejos donde la fuerza, la excentricidad y ese toque inconfundible de humor negro se transmiten de madre a hija.

Lo interesante es que la serie no se limita a mostrarnos a Merlina como una adolescente gótica y genial enfrentando peligros fantásticos, sino que también la humaniza a través de esos momentos de vulnerabilidad, así como la conexión con su madre, y con las mujeres a su alrededor. Esa línea de herencia femenina no solo añade profundidad a los personajes, sino que también envía un mensaje sobre cómo las mujeres de distintas generaciones pueden encontrarse, entenderse y fortalecerse mutuamente, incluso cuando esto no es tarea nada fácil.
Además, la temporada se adentra en los secretos más oscuros de la familia Addams, revelando su paso por Nevermore y los efectos secundarios de ellos en esta nueva generación. Es en ese recorrido donde descubrimos la fuerza de estas madres, su capacidad o/y pasión por proteger y guiar a sus hijos incluso cuando ese amor intenso las conduce al límite de la cordura. Esta visión convierte a la serie en una divertida y intensa historia que enfatiza la importancia de la unión de los seres queridos—ya sean familia o amigos—en los momentos de mayor oscuridad. Merlina, tan independiente y autosuficiente como siempre, termina reconociendo que la complicidad, la amistad y los vínculos afectivos son necesarios para enfrentar las pruebas más difíciles. En ese sentido, la serie amplía su discurso más allá del mero entretenimiento gótico, recordándonos que la fortaleza individual se potencia cuando encuentra apoyo en una comunidad.
Por supuesto, no faltan las aventuras ni el desfile de criaturas y poderes geniales, ni esos misterios que mantienen el suspenso en cada episodio. Pero esta vez, “Merlina” nos regala un subtexto emocional que resonará especialmente con quienes disfrutan de ver películas y de los cuentos clásicos del género de terror, cada capítulo cuenta con humor macabro y sumamente entretenido. La segunda temporada ya se encuentra completa en la plataforma Netflix.

*Comunicación y Relaciones Públicas. Directora General 24 Risas por Segundo, Festival de Cine y Comedia.







