Elecciones internas o de las prácticas morenistas de (re)conocida procedencia
Enriqueta PÉREZ*
SAN LUIS POTOSÍ, SLP.- Si bien es cierto MORENA paso de ser una organización social y política a ser el partido en el poder, es igualmente innegable que fue construida por una cultura política muy lamentable, es decir, se construye desde las ideas de un amasijo morfológicamente poco definido, sus bases perredistas, ex priistas y algunas panistas closeteras o bien que siendo del PAN se convierten al Morenismo y luego se arrepienten.
El 31 de julio la invitación fue a asistir a las urnas a elegir los combos políticos adecuados que representen las ideas de la verdadera izquierda, las más significativas que hacen de los ciudadanos ser entes políticos, conscientes para alinear sus ideas con las del combo que los podría representar. Participar en las elecciones internas de MORENA en sus 435 centros de votación se sentía como ser consciente del ejercicio ciudadano, ¡qué triste decepción!, el arrebato por pertenecer a la estructura para ser electa popularmente, dejo ver aquellos orígenes que lejos de ser de “conciencia ciudadana” mostraron lo más repulsivo y antidemocrático de una elección: el acarreo.
Dicha práctica reconocida por el partido tricolor desde aquel momento histórico del 1929 y que desde 1936 se refrendara cada seis años, dejo ver la punta del iceberg de un proceso de corrupción mayor y del cual no nos hemos podido sacudir, es posible que sea parte de la compra de voluntades a partir de cubrir necesidades inmediatas o de acciones a futuro, ya sea colectivas o individuales. Esta práctica dejó ver que -sin intención de justificarla- se siguen copiando, replicando actividades antidemocráticas cuyo único objetivo es dejar ciertas personas en los escaños de poder a fin de obtener cierto beneficio. Me hace ruido, mucho ruido, porque no se supone que desde el nombre MORENA significa Movimiento de Regeneración Nacional, donde la palabra Regeneración implicaría una forma diferente de hacer política, donde Movimiento implicaría un proceso diferente de hacer ciudadanía y donde Nacional implicaría más hacia un contexto general y menos local. Con la cantidad de personas que movilizaron en dicho acarreo, puedo decir, sin temor a equivocarme, que la “participación” fue mayor que en votaciones estatales o presidenciales. ¡No, nos hagamos los ingenuos!, eso se llama corrupción, eso es acarreo y es antidemocrático, violentando toda narrativa que supuestamente sostiene el aparato ideológico de dicho partido. Particularmente me asombró este 31 de julio ver camiones repletos de “votantes” conscientes que iban con sus documentos en mano a ejercer su voto al mismo tono de la vieja usanza, me dio un poco de pesadez en el ánimo darme cuenta de que los pendientes de mis expectativas en dicho partido cada vez se hacen más largas y que muy seguramente eso pesará en quienes como yo, abandonaron la idea de votar por los de siempre para aventurarse por algo diferente. Dicho movimiento ha escalado hasta tomar el máximo espacio de poder: la presidencia, entonces, ¿Qué futuro se espera a un Movimiento que revela actuar como los de antaño? ¿Qué futuro puede tener un movimiento que no es coherente y que mantiene deudas históricas con la mujer, la seguridad y la activación económica?, reconozco que existen aspectos dignos de aplaudir, pero ¿serán suficientes para hacer la transición del 24 muy al estilo Morena? No es que esté pensando dar el pendulazo a la extrema derecha o derecha o al “centro” (que ese siempre es de derecha), es una auténtica angustia por continuar un proyecto verdaderamente regenerando todo lo podrido y evitar seguir reproduciendo sus prácticas a todas luces nefastas. Aún queda mucho trabajo por hacer.
*Socióloga por la Universidad Autónoma de México, UNAM. Premio Soroptimista Internacional Oaxaca 2011 soc.epd@gmail.com