La pelota normalmente obedece sólo al que sabe tratarla. Acompaña únicamente a quien le respeta lo suficiente para llevarla pegadita al pie. Por eso, la carrera de Alan Pulido es siempre con la redonda junto a él. Tres rivales quedan en el camino de 40 metros que recorre antes de patear al arco. El golazo del atacante abre el camino de la victoria. Al final: 2-0 sobre Veracruz y Chivas se mantiene en la cima de la clasificación.
Guadalajara tiene un arranque explosivo. Apenas a los 20 segundos de acción, Alan Pulido desborda por el costado derecho. Centro retrasado para Ángel Zaldívar. El atacante se saca el recurso inesperado. Taconazo del “Chelo”. El arquero Pedro Gallese tapa sobre la línea de gol.
Minuto tres. Orbelín Pineda recibe y se acomoda por el costado izquierdo. Recorte. Cambio de pierna. Derechazo que busca el poste más lejano. Gallese vuela. Se estira. Salva. Desvía a tiro de esquina. Y al ‘5, Jesús Sánchez hace la individual dentro del área, pero su derechazo pasa desviado.
Pero es todo para el Rebaño Sagrado. Después del apremiante inicio, el Veracruz logra pararse con mucho orden. Se juega la vida en cada partido. Logra cortar los circuitos habituales de circulación que tiene Chivas. Impide la salida de los laterales, Jesús Sánchez y Edwin Hernández. Apacigua la dinámica rojiblanca.
No es que los Tiburones Rojos tengan un dominio avasallador. De hecho, durante la primera parte, su aproximación más peligrosa ocurre hasta el ’37, con un cabezazo de Kristian Álvarez que pasa desviado. Pero logra lo que otros no había hecho en cancha de Chivas: borrar por completo al cuadro local.
En el arranque de la segunda parte, Veracruz incluso es capaz de proponer. Freddy Hinestroza, desde la izquierda, pone una pelota cerrada, al arco. Rodolfo Cota vuela y a contramano desvía, al ‘46. Instantes después, Cristian Pellerano exige de nuevo al guardameta con un disparo potente. El vuelo salva al Guadalajara.
Cuando un equipo no encuentra claridad. Una genialidad puede ser suficiente. Saque de meta. Rodolfo Cota patea al círculo central. Raso. Alan Pulido recibe antes del medio campo. Controla y se da la vuelta. Mete el acelerador. Se quita de encima al primer rival. Conduce a toda velocidad.
Se saca de encima a uno más. El área está cerca. Un defensa más queda en el camino. Derechazo. Pedro Gallese alcanza a desviar. Pero la redonda no puede terminar en el otro lado. Cruza la línea prometida. El Estadio Chivas explota. Alan Pulido celebra. Golazo, al ’56, después de una carrera de 40 metros.
Con la desventaja, ahora sí, el Veracruz está obligado a abrirse. El Guadalajara es calculador. Ha aprendido de otras lecciones que le costaron puntos. Controla el flujo del juego. Al ’86, una pelota profunda para Rodolfo Pizarro es rematada con destino de gol, pero Gallese desvía con la pierna a tiro de esquina.
Y en ese lanzamiento desde el banderín, Edwin Hernández pone la redonda en el corazón del área. La marca de los Tiburones Rojos es deficiente. Ángel Zaldívar se levanta solitario. Conecta de cabeza. Fuerza suficiente. Colocación inmejorable. Estremece las redes. Gol del Guadalajara, que sentencia el encuentro, al ’87.
El silbatazo final desata los gritos y aplausos. Los jugadores rojiblancos levantan las manos. En la reanudación de la Liga, después del paro arbitral, han dado un “empujoncito” más al Veracruz. Y con 20 puntos, el cuadro de Matías Almeyda se mantiene en la cima de la clasificación. Hasta hoy, Chivas manda en la Liga MX.