Milka IBÁÑEZ*
CDMX.- Platicaré brevemente sobre El Secreto del Río, una serie que ha sorprendido tanto por la belleza de su historia como por sus impresionantes locaciones. Filmada en varias comunidades del Istmo de Tehuantepec y dirigida por el maestro Ernesto Contreras, esta producción nos transporta a una tierra rica en cultura y tradiciones. En este entorno, el viento, los ríos y los mitos ancestrales se convierten en cómplices de un secreto que marcará para siempre una tierna y compleja amistad.
La historia sigue a dos niños: Erik, proveniente de una familia tradicional, con un padre que encarna el machismo típico de su comunidad y época; tamibién tenemos a Manuel, un niño que es enviado a vivir con su abuela en esta comunidad del Istmo. Manuel se identifica como muxe desde su infancia, algo que la gente del lugar nota, desencadenando una tragedia que unirá a ambos niños con el río y sellará su vínculo a través de un gran secreto. A lo largo de la serie, con una visión conmovedora y profundamente humana, no solo se explora la amistad entre Erik y Manuel, sino también los retos y desafíos de crecer en un entorno donde la identidad de género y las expectativas tradicionales frecuentemente entran en conflicto.
El Istmo de Tehuantepec y la comunidad muxe juegan un papel central en la trama, donde las identidades desafían las categorías binarias de género. La serie aborda esta realidad con una delicadeza y respeto poco comunes en la pantalla. Nos presenta a un grupo de mujeres muxes, lideradas por el maravilloso personaje de Solange, quien guía a Manuel en la aceptación de sí mismo y a Erik en su proceso de resistir la presión social que le dicta “lo que un hombre debe ser y hacer”. Solange actúa como una especie de hada madrina que protege esta amistad, en la que lo tradicional y lo moderno a menudo colisionan. Uno de los aspectos más poderosos de la serie es cómo utiliza el entorno natural del Istmo como un espejo de las emociones y tensiones que atraviesan los personajes.
El elenco es extraordinario. Entre los actores destacan Humberto Bustos, la gran Mercedes Hernández y Fernando Cuatle, entre otros. Un dato curioso es que el papel de Manuel es interpretado por Frida Sofía Cruz, actriz con la que el director ya había trabajado anteriormente. Además, Trinidad González, una hermosa actriz transgénero, interpreta a Sicaurú, mientras que Diego Calva da vida a Erik en su etapa adulta. Es fascinante ver esta dupla y cómo la serie evita explotar la tensión entre los personajes principales como eje central de la historia.
Seguramente detrás de esta hermosa serie hay anécdotas detrás de cámara menos idílicas de lo que pensamos, pero lo cierto es que brilla por su estética visual. Aprovecha la belleza y el colorido del Istmo. Las tomas del río, las montañas y los amplios cielos no solo capturan la majestuosidad del lugar, sino también la sensación de aislamiento y el deseo de libertad que sienten los personajes. El Secreto del Río es, sin duda, una serie que toca el alma. No solo por los temas de identidad de género, infancia, amistad y diversidad, sino por la manera en que los aborda. Si no saben aún dónde encontrarla, corran a Netflix.
*Comunicación y Relaciones Públicas. Directora General 24 Risas por Segundo, Festival de Cine y Comedia.