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Armando EBOLI*

Puebla, Pue.- Parece que ya se puede oler la crisis económica, en realidad nos está pasando en frente, pero las noticias están ocupadas cubriendo la aparición de nuevas autodefensas, amenazas a periodistas por el narcotráfico y desde luego, el problema sanitario provocado por el COVID. Nuestro principal indicador es, curiosamente, el precio de la tortilla, que se disparó a los $20.00 pesos. En mi ciudad, el gremio de tortilleros se fue a manifestar frente a Chedrahui, Walmart y Soriana, para exigirles que vendan más cara la tortilla, pues ahí, la siguen dando a $11.00 pesos.

El presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Producción de Masa y Tortilla en Hidalgo, Martín Martínez Destunis, dijo que el aumento de la tortilla se debió principalmente al aumento de otro insumo necesario, el gas LP, cuyo precio se disparó tanto que ha provocado que el gobierno tome acciones inmediatas que van desde el control de precios hasta la creación de una nueva empresa estatal encargada de la distribución, llamada Gas Bienestar.

No se puede responsabilizar al gobierno por la crisis económica; esta es una consecuencia natural al año 2020 y todo lo que gira alrededor del COVID. Aunque creo que la tan cacareada política de seguridad energética ha fallado, pues se concentró mucho en la gasolina y se olvidó que importamos casi todo el gas LP que consumimos.

Banxico, es el órgano autónomo encargado de la política monetaria y de controlar la inflación. Uno de los que más credibilidad tiene, además del respaldo de los mercados siempre vigilantes y quizá es el organismo más difícil de tragar para AMLO. Embestir contra el, como lo ha hecho contra el INE, el TRIFE o el Poder Judicial, se traduce en un efecto inmediato que es la pérdida de inversiones e inestabilidad en la moneda.

En mayo de este año, AMLO ya había empezado su campaña contra el Banco de México al acusarlos de no entregar los remanentes de las operaciones monetarias, pero el BANXICO es una institución tan cuadrada, que pudo explicar con relativa facilidad que estos remanentes sólo existen cuando la moneda se devalúa, cosa que no había pasado. Después, su segundo golpe, fue anunciar que no confirmaría al actual gobernador del Banco de México, Alejandro Díaz de León. Lo hizo de una manera tan inesperada y fuera de tiempo, que se alarmaron los mercados, lo que obligó al presidente a anunciar al sustituto para dar mayor certidumbre; el elegido fue su siempre confiable Arturo Herrera, el ex secretario de hacienda y el puente perfecto entre el discurso con dimensión social del presidente y las políticas económicas neoliberales.

Hoy, las colas para comprar tortillas en los supermercados, son enormes y quizá la señal más tangible de los tiempos difíciles que vienen. El BANXICO parece lo suficientemente sólido para aminorar sus efectos, aunque allí esté AMLO, esperando cualquier falla para intentar reformarlo y reducir su independencia.

*Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) y pasante de la maestría de Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Interesado en relacionar arte con política. De gustos altermundistas pero acostumbrado a vivir en un mundo neoliberal. exxebo@hotmail.com

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