Guadalupe PÉREZ*
PUEBLA, PUE.-La creciente preocupación por todos sin importar edad, genero, situación social, sin duda es la salud; donde los aspectos psicológicos cobran mayor importancia en la calidad de vida como la conocemos actualmente, pero que casualmente no todos esperan las mismas expectativas de dicha “calidad”. La salud se puede definir en pocas palabras como el estado completo de bienestar, físico, psíquico, mental y social del individuo (OMS, 1946), por tanto, el estado de ausencia de enfermedad, incapacidad o invalidez puede ser considerado como algo negativo que irrumpe con los conceptos antes mencionados.
La ambivalencia entre la salud y enfermedad son hechos que derivan del conocimiento de la naturaleza compleja y multifactorial sobre sanar o enfermar. Afortunadamente existen muchos métodos integrales de gran importancia a nivel cognitivo, afectivo, fisiológico, motriz, conductual, psicosocial, actitudinal, pero sobretodo motivacional, donde el papel de la familia, los cuidadores y profesionales ayudan a la persona en cuestión a salir adelante con por sus propios medios, a su ritmo, apoyando sus fortalezas e invalidando pensamientos de fracaso o inutilidad. Todo esto se conjuga en un solo ente para la promoción de la salud y la prevención en tratamiento de las enfermedades. Es difícil aceptar el polo negativo, la inclinación de la balanza hacia la incompetencia, anomalías, frustración, depresión y con mayor intensidad la incomprensión y culpa que ocurre una vez que las enfermedades aparecen. Pero hay algo muy importante que dará sentido y nuevos caminos por recorrer al mencionar las siguientes vertientes, que son impactantes pero ciertas. Una de ella es “no hay salud sin salud mental” nuestra salud metal se rige por comportamientos que, si se desvirtúan o afectan considerablemente nuestro ser y entorno, se convierte en trastornos mentales que afectan la realidad y dificultan su asimilación.
Existen varias teorías sobre la determinación de factores personales, socioeconómicos como ambientales que permiten una representación más clara y precisa sobre las alteraciones, mencionando síntomas, anomalías, fundamentos y orígenes de las mismas; de las cuales destacan La teoría Biologicista, La teoría psicodinámica, La teoría Conductista, La Teoría social y cognitiva. Todas ellas con el mismo propósito aterrizar las interpretaciones de los acontecimientos y situaciones de cada caso en específico, brindando información, control y promoción de la salud.
Este último concepto es crucial en este artículo, de ahí se deriva el acompañamiento arteterapéutico al realizar actividades encaminadas para garantizar la protección, mantenimiento, acrecentamiento de la salud de las personas, trasformando sus entornos familiares, sociales, interpersonales tomando medidas efectivas que nutran sus motivaciones para la implementación de programas personalizados y logren el mantenimiento, adaptación y aceptación, generando cambios que cusan resistencia a la introducción de nuevas dinámicas sobre las rutinas establecidas, pero nunca debemos de pasar por alto que cada decisión debe ser consensuada con la persona, su familia y los especialistas para que en conjunto se logren metas y acuerdos necesarios mejorando la calidad de vida que podrían haber pensado, pero nunca efectuado para su proyecto de vida.
* Licenciada en Artes Plásticas con Máster en Arteterapia. Residente de la Ciudad de Puebla de los Ángeles, tiene 29 años de edad y en los últimos 5 años ha explotado ambas profesiones en el ámbito geriátrico.