El pasado lunes, el INEGI presentó la revisión del crecimiento del PIB para el tercer trimestre de 2019, ajustando a la baja, para situar la cifra en 0%. Es decir, que se confirma el nulo crecimiento de la economía mexicana –en términos reales– durante los primeros 9 meses del año.
Este débil desempeño se explica por el incipiente crecimiento de las actividades terciarias (0.1%) y por la caída en las actividades secundarias (-0.1%); siendo que ambos rubros representan casi el 95% de la economía del país.
Más allá de los debates entre los especialistas, sobre sí la economía mexicana ya se encuentra en recesión técnica o no –siendo que existen discrepancias en la manera de definir dicho estado–, lo relevante es que no estamos creciendo. Y las consecuencias de una economía en franco estancamiento, son catastróficas.
En Coparmex lo hemos señalado antes: no crecer limita el desarrollo de un país, frenando la generación de riqueza, empleos y oportunidades para el bienestar futuro de la población.
Este escenario adverso toma mayor relevancia, si observamos el desempeño contrastante de las economías de México y Estados Unidos. Mientras que nosotros registramos un 0%, encontramos que la tasa anual de crecimiento del PIB de nuestro país vecino al tercer trimestre de 2019 fue de 1.9%.
Con esto, se confirma que las principales razones del estancamiento económico en México se atribuyen a factores internos, como la constante caída en la inversión fija bruta, que en agosto registró una baja del (-)3.3% con respecto al mismo periodo del año pasado. En este rubro destaca, la disminución en la inversión de maquinaria y equipo, del (-)7.8%.
Otro dato alarmante, es el fuerte deterioro del sector de la construcción. En septiembre, la producción total de las empresas constructoras cayó (-)10% anual, siendo la quinceava vez consecutiva en la que disminuye. En gran medida, el haber frenado importantes obras de infraestructura –como la construcción del NAIM– y los recortes programáticos al sector vivienda, han ocasionado este resultado.
Igualmente, el estancamiento del consumo –uno de los principales motores de la economía– explica el bajo crecimiento. Los datos de consumo privado en el mercado interior para agosto 2019 muestran una caída de (-)0.3%, con respecto al mes de julio.
Otra razón interna es la caída en los niveles de comercio, que en septiembre mostraron una disminución en las exportaciones (-)3.4% y las importaciones (-)1.8%. Aquí destaca la debacle del (-)13.5% en las importaciones de bienes de capital, como la maquinaria y equipo para producir; lo que significa que se está invirtiendo menos para los periodos por venir.
Finalmente, un quinto motivo que explica el crecimiento del 0% es el subejercicio del gobierno. En lo que va del año, el gobierno ha dejado de gastar 151 mil MDP, frenando el dinamismo de la economía.
En Coparmex, manifestamos una vez más nuestra profunda preocupación por el débil desempeño de nuestra economía. Por ello, hacemos un llamado enérgico para que el Gobierno de México dé un viraje en su política económica y con ello se pueda recuperar la confianza y la certidumbre perdidas en los últimos meses.
Los inversionistas nacionales y extranjeros deben ver nuevamente en México, tierra fértil para el desarrollo de proyectos productivos que impulsen la generación de empleos y detonen el crecimiento nacional.
En esa dirección, el Acuerdo Nacional de Inversión en Infraestructura del sector privado que, el día de ayer, firmaron el Gobierno de México y los representantes empresariales es una noticia positiva, pero insuficiente. Para impulsar el crecimiento en lo inmediato, se tiene que mantener la estabilidad de los fundamentales macroeconómicos; realizar un gasto público eficiente; lo mismo que robustecer la actividad industrial y ampliar la presencia de los productos mexicanos en el mundo.
Mientras que, para lograr un crecimiento de largo plazo, tenemos que apostar por una educación de calidad; fortalecer la inversión en investigación y desarrollo; así como garantizar una mayor conectividad en el país, con infraestructura y tecnología de avanzada.
2020 no puede ser otro año perdido para la economía mexicana. Tenemos que trabajar juntos, para que el crecimiento sea nuestra mejor fortaleza para aspirar al desarrollo del país y alcanzar el bienestar de nuestra población.