Karla MARTÍNEZ DE AGUILAR
Fotografías: Jorge Luis Plata
Visitar los talleres de artistas en Oaxaca es toda una experiencia, ninguno es similar y sin duda, el espacio de creación del artista plástico y restaurador Miguel Guzmán Sandoval, es único, hecho con materiales reciclados y por las propias manos del artista que le ha llevado cinco años de construcción; han valido la pena para tener la atmósfera ideal de producción.
¿Quién es Miguel Guzmán Sandoval? artista plástico y restaurador de arte sacro, de los pocos oaxaqueños especializados en este tipo de trabajo que combina ciencia, arte y cuidado meticuloso, se inició en el 98 con la restauración del Templo de Santo Domingo de Guzmán donde colaboró con otros restauradores para fortalecer sus conocimientos, el dibujo y el manejo de diversas técnicas aportan riqueza en sus obras plásticas, escultura o cerámica.
Los comienzos
Entré a Bellas Artes en el 2002. En 2006, me vi obligado también a manejar la teoría del color y empecé a hacer más escultura para pulir la técnica. Saliendo de Bellas Artes, me fui a los Mixes a restaurar siete años un templo, los retablos, pintura de caballete, pintura mural y parte de la nave del templo que era del Siglo 17. Después de este tiempo, regreso a dar clases de artes plásticas en una universidad, en casas de cultura y preparatorias hasta la pandemia; cuando se vino la pandemia, di clases por zoom un año solamente y tuve un trabajo de restauración con piezas del siglo XVII, además de unos marcos estilo barroco. Estos trabajos me absorbieron mucho.
Miguel Guzmán es un todo, estoy muy metido en las artes plásticas y la restauración. Para mí, la restauración es la cocina del arte, realmente conoces todos los materiales y es infinito. Lo que me falta es tiempo; la creatividad está para seguir produciendo y para seguir sacando cosas nuevas y hacer propuesta como artista oaxaqueño.
Un artista ligado al pasado
Me identifico con cada obra. Para intervenir una pieza, me siento para meditarla y lleva tiempo, le tienes que dar su tiempo para ver cómo la vas a intervenir. Es un proceso que disfruto mucho: la limpieza, todo el proceso técnico y cada pieza es totalmente distinta y de diferentes épocas. Hay que sentarte a dialogar y la pieza te va diciendo por dónde y cómo la vas a ir trabajando para que no haya sorpresas. La restauración es súper minuciosa, todo va pesado, todo va medido con el conocimiento también que debes tener y esa experiencia ya me la dieron los años. Me considero parte de todas estas piezas porque es una pasión hacer esto.
Religión y misticismo, dos cosas completamente diferentes pero parecidas
Muy parecidas. Tanto respeto la religión que estoy muy metido en los templos, pero hasta ahí nada más y considero que el misticismo es una parte muy muy importante para mi carrera artística, porque hay mucha magia en muchas poblaciones: hay gente que cura, que te limpia, que intercede también y hay momentos en que llegas a conectar con ellos, y te cuentan las historias de la magia que hay en sus comunidades; todo esto lo reflejo y voy plasmando en mis obras. Es una lucha interna cuando quieres producir y te preguntas cómo lo vas a plasmar, cómo le vas a hacer, cómo debes llevar ese hilo para que no se vea muy arte sacro y muy mágico. Recientemente, expuse una serie de árboles y si bien me identifico con la naturaleza y hay esa magia, hay que irla descubriendo; es muy personal, cada quien tiene que irla viviendo y a veces, se te presentan sueños donde también hay otra parte mágica y tienes que irla descifrando. Ello va haciendo el reflejo de mi obra.
¿Por qué la naturaleza?
Desde pequeño, me identifico mucho con la naturaleza. Me ha gustado esa parte de sembrar, de cosechar y en cada viaje que hacía al interior del estado de Oaxaca, ya sea la Mixteca, los Mixes o la Sierra, me encontraba con unos paisajes espectaculares y como artista plástico, le das otra visión y adquieres otra realidad. Te quedas con esa memoria fotográfica de un árbol, de un atardecer, unas plantas o las hojas también que significan mucho para mí y cuando llegas a trabajar al taller, sacas esa visión y le das otros toques. Así tengo diversas series con estos elementos.
A veces, me paro aquí en el taller, veo ese árbol, veo el otro pochote de allá y es un espectáculo; cuando pasaban los fuertes aires, salían las semillas del pochote y veía como venían hacia acá; ¡es una magia! y parte de eso lo representé en los cuadros, de cómo van viajando las bolitas con la semilla adentro. Necesitas sentarte a observar toda la belleza que está en todos lados, nada más que a veces muchos no tenemos tiempo y andamos corriendo de arriba hacia abajo, pero es importante también poder detenerse y mirar.
La conexión para sentirse vivo, entre la creación, la tierra y la vida misma
Y lo que vas viviendo, las relaciones y el tener contacto con otras personas, te va dejando muchas cosas; aprendes a amar y te decepcionas, y eso hace una catarsis en tu corazón. De repente, no sabes qué hacer y en ese momento llegan mis mascotas y empiezo a jugar con ellos; viene la güera que es la perra que tiene cáncer y te dice, cúrame, me siento mal, y me hace olvidar lo que estaba pensando. Esa conexión con los seres vivos (seres humanos y animales) también la reflejo en mis obras, por ello tengo mucho material de donde inspirarme; perros no he pintado, pero más adelante quizás llegue un momento de inspiración y hay que sacarlo. Como artista plástico no llevo una misma línea porque igual me gusta mucho la escultura, hacer marcos tallados estilo barroco o restaurarlos; la restauración me absorbe tanto, te identificas con una parte de esos santos y el reto es que, al realizar réplicas de arte barroco, debo pensar cómo hacerle para que sean mías. Hay esa lucha en el propio sello, entonces empiezas a digerir muchas cosas e involucrar todos los elementos que has visto en la naturaleza, santos, nahuales etc., y los empiezas a unir para que no se vea muy disparado. Siento que plasmó sentimientos, lo que voy viviendo, la magia que te vas encontrando.
¿Dentro del misticismo está la feminidad?
Sí, va de la mano. Mis nahuales prácticamente son todas mujeres, salieron con alas de mariposa y de ahí se van convirtiendo y transformando; toda esa metamorfosis va adquiriendo mucha calidez. Me tocó ser como una especie de psicólogo cuando llegaban amigas y me contaban sus problemas y yo le aconsejaba qué hacer; traté de darle esas alas para que vuelen por sus sueños y esta idea se reafirmó cuando llegaron mariposas al taller. Estaba dibujando una mujer y de ahí se fue transformando esta serie.
Gustos culposos
La restauración dentro de los templos en poblaciones ya que es una agonía y éxtasis, porque me absorbe mucho tiempo que podría utilizar para mi pintura y realizar otras cosas. Y claro, ¡el mezcal!
Nuevos retos
Seguir proponiendo, no casarme con una sola iconografía, tener mayor producción de obras plásticas ya que la restauración me ha absorbido y he dejado de lado la producción de mi obra.
¿Comida favorita?
Todo lo que es de Oaxaca como las enchiladas, las entomatadas, las guías y los moles. Soy de buen diente y cada que íbamos a restaurar a los pueblos, nos brindaban el desayuno y la comida en casa de los pobladores; así nos traían con gusto conociendo el pueblo y nos hacían lo típico de la comunidad.
La comida es otra forma de conocimiento porque vas probando lo que se cocina en cada región y cada persona tiene su toque.
¿Le tienes miedo a algo?
A mí mismo. A veces, a esos miedos que traes y los quieres enfrentar, pero te enfrascas en otra cosa o los desvías y también al reto de producir nuevas obras sin caer en una copia de otros artistas, tratar ser original. Cuesta mucho, pero ya no puedo desistir en este camino.
¿De todas las técnicas hay alguna favorita?
He estado mezclando casi todas las técnicas y como restaurador, he ido aprendiendo a aplicar capas y eso ha funcionado para incluir en mi obra aerosoles, esténciles, óleo, medios encaustos, encaustos (te dan relieve, textura visual y las piezas finales son muy interesantes), collage, blondas de pastelería, hoja de oro, hoja de plata y papel de China sobre papel de China. En la restauración, me han tocado piezas del maestro Morales. Me trajeron una de 50 cm por 70 cm y otra de tres metros; te preguntas cómo la vas a trabajar porque son piezas delicadas para restaurarlas y limpiarlas aparte que tengo que improvisar una tina. Entonces, no me caso con una sola técnica porque todo me está sirviendo y me nutro infinitamente de la misma obra de los mismos artistas al igual que el arte sacro.