Compartir

Penélope MARTÍNEZ*

SANTIAGO DE QUERÉTARO, QRTO.-El mundo de la percepción sensorial es fascinante y ha intrigado a científicos y filósofos durante siglos. Imagina que tus sentidos no sólo te permiten interpretar el mundo, sino que funcionan como una interfaz entre tu cerebro y el entorno, que funcionan no para ofrecerte una visión objetiva de la realidad, sino para maximizar tus probabilidades de supervivencia. Esta idea, conocida como la teoría de la interfaz de la percepción, nos lleva a cuestionar una creencia común: ¿y si lo que percibimos no es una representación fiel del mundo exterior, sino una versión ajustada por la evolución para ayudarnos a sobrevivir?

Cuando observas un paisaje, los colores vibrantes, los sonidos y las texturas no son simplemente reflejos exactos del mundo. Son interpretaciones que tu cerebro ha desarrollado a lo largo de millones de años para guiar tu comportamiento de manera eficiente. Cada animal percibe su entorno de manera diferente, ajustando sus sentidos a sus necesidades específicas. Por ejemplo, mientras los humanos somos sensibles a ciertos rangos de luz visible, algunos insectos perciben la luz ultravioleta y los tiburones detectan campos eléctricos. En cada caso, los sentidos están diseñados para responder a las demandas de su entorno, maximizando las oportunidades de supervivencia.

Pero la percepción no es sólo una herramienta pasiva. Es un proceso activo en el que el cerebro selecciona, interpreta y prioriza lo que es realmente importante. Estamos expuestos a una avalancha de estímulos cada día: sonidos, olores, imágenes, texturas. Sin embargo, nuestros cerebros filtran toda esta información y se enfocan en lo esencial, esta capacidad de filtrar y priorizar es vital en un mundo lleno de peligros y oportunidades.

Un fenómeno fascinante que revela la complejidad de la percepción es la sinestesia, donde los sentidos se entrelazan de manera maravillosa, ya que algunas personas ven colores al escuchar música o asocian ciertos sabores con texturas. Desde una perspectiva evolutiva, algunos científicos sugieren que este cruce sensorial podría ser un vestigio de una etapa temprana en la evolución cuando los sentidos no estaban tan claramente diferenciados como lo están hoy.

¿Por qué evolucionaron nuestros sentidos de esta forma? Todo está relacionado con la adaptación. Los sistemas sensoriales han evolucionado para mejorar nuestra capacidad de encontrar alimento, evitar depredadores y reproducirnos. Los científicos han documentado cómo los cambios en el entorno pueden influir en la evolución sensorial de las especies. Un ejemplo son los espinosos, pequeños peces que han ajustado su visión para adaptarse a los cambios de luz en su entorno acuático, lo que ha afectado su comportamiento y éxito reproductivo.

Nuestros sentidos no son estáticos; cambian y evolucionan junto con el entorno. La percepción está constantemente ajustándose, permitiendo que los organismos respondan a las condiciones cambiantes de su medio. Así, los sentidos no buscan mostrar una verdad objetiva del mundo, sino representaciones que nos permitan reaccionar rápida y eficazmente.

En esencia, los sentidos son nuestras herramientas más refinadas para interactuar con el mundo. No son espejos que reflejan la verdad absoluta, sino filtros creados por la evolución para optimizar nuestra supervivencia. Cada color que ves, cada sonido que escuchas no es más que una interpretación única de tu cerebro, moldeada por millones de años de adaptación.

Vivir es mucho más que percibir pasivamente; es participar en una interacción constante entre nuestro ser y el entorno. Cada estímulo que percibimos es una oportunidad para explorar, para interpretar, para crear nuestra propia versión del mundo. Y en ese proceso de percibir y reinterpretar, reside la verdadera maravilla de estar vivos: la posibilidad infinita de asombrarnos, una y otra vez, en cada nueva experiencia.

 

*Bióloga egresada de la Facultad de Ciencias de la UNAM con maestría en Neurobiología y candidata a doctor en Ciencias Biomédicas. Por muchos años ha sido profesora y ha colaborado en diversos programas de divulgación científica. Sociedad de Científicos Anónimos Querétaro.

cientificosanonimosqro@gmail.com

https://cientificosanonimos.org/

Compartir