Enriqueta PÉREZ*
SAN LUIS POTOSÍ, SLP.-El valioso avance de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en materia de derechos humanos deja una luz de esperanza progresiva, el pasado 6 y 7 de septiembre la SCJN falla a favor de la jurisprudencia mexicana en torno a la protección del derecho a decidir de las mujeres, hechos como este eventualmente dan muestra no sólo cierta voluntad política sino de un trabajo consistente en cerrar la brecha de desigualdad entre hombres y mujeres, de escuchar las voces y solicitudes añejas de las mujeres.
El derecho a decidir es un reconocimiento tácito al derecho de las mujeres en edad reproductiva a tomar decisiones en torno a la maternidad, deja de lado ese proceso de criminalización a quienes ponen un alto al proceso natural y ante todo se despoja de la ideología que el destino de las mujeres es de ser madres, producir hijitos bajo el postulado idealizado de las mujeres abnegadas. Esta acción no sólo regresó el sentido de la maternidad a las mujeres, no basta ser fértiles y ostentar la capacidad reproductiva, implica un proceso mayor, el tener el deseo y tomar la decisión de convertirse en madres, en saber si las condiciones materiales de existencia permitirán a ese nuevo ser tener una vida digna, de gozar de sus derechos. Este sentido de maternidad cruza entonces una serie de condiciones más allá de solo la natural, este análisis que pueden hacer las mujeres y tomar una decisión es sin duda una consideración suprema. Es como diría el ministro Zaldivar “defender la libre elección, su cuerpo y decisión de ser madre o no”.
En términos de salud pública esto representa un avance considerable, pues implica que quien decida interrumpir un embarazo podrá contar con las condiciones médicas adecuadas para ello. Al menos en teoría implica que se cuidará a la mujer y se proveerá de la infraestructura necesaria para ello. Siguen quedando pendientes trabajos concretos como que los médicos no se nieguen a provocar o inducir un aborto aludiendo sus posiciones éticas, es importante recordarles a esos médicos que se comprometieron con la ciencia y la objetividad y sus bagajes ideológicos y posiciones religiosas deben dejarlas de lado, también implica que los espacios que realicen la interrupción sean espacios adecuados y garanticen la vida y seguridad de las mujeres, sabemos que los hospitales no se caracterizan por ser los mejores..
En torno a la posición de la iglesia y de los grupos opositores, solo se les solicita que respetuosamente se hagan a un lado y permitan el libre albedrío de las mujeres, así como a nadie de sus agrupaciones se les obliga a interrumpir los embarazos deben hacerse a un lado ejerciendo la libertad en plenitud.
Por lo pronto, esta es una conquista digna de celebrarse, porque justamente como dice el título del presente, la maternidad será deseada o no será.
*Socióloga por la Universidad Autónoma de México, UNAM. Premio Soroptimista Internacional Oaxaca 2011 soc_epd@yahoo.com.mx