A diferencia de otros países, el Gobierno mexicano dejó sin apoyo a las empresas. // El T-MEC no puede ser considerada como la única estrategia de recuperación económica. // El tratado tiene muchas ventajas pero se requieren otro tipo de apoyos adicionales, como los Remedios Solidarios. Y sobre todo, recuperar la confianza.
I. Contexto
Este 1o de julio entró en vigor el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que sustituirá al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Desde el comienzo de la presente administración, COPARMEX ha celebrado el proceso y la firma de este gran acuerdo de libre comercio.
La negociación fue complicada y nuestro país tuvo que ceder en diversos capítulos. A pesar de ello, el balance de lo acordado es positivo ya que nos permitirá continuar comerciando y compitiendo en una de las regiones económicas más dinámicas del mundo.
¿Puede México cumplir con los compromisos acordados en el T-MEC, y extraer sus beneficios, dado el contexto actual de nuestro país? México y el mundo están experimentando la peor crisis desde la gran depresión de 1929. Para hacer frente a esta situación, varios países han implentado medidas fiscales sin precedentes para apoyar a sus economías, sobre todo para proteger el empleo y el ingreso de los trabajadores. Este no está ocurriendo en nuestro país. A pesar de que diversos grupos de la sociedad han presentado diversas propuestas de apoyo, el gobierno se ha negado a adoptar medidas para contrarrestar los efectos adversos ocasionados por la pandemia. México pierde 8 empleos por minuto. Se pronostica una caída del PIB por arriba del 8%. Estas no son, sin duda, las condiciones propicias para que el T-MEC pueda servir de motor para la recuperación económica.
De nada servirá el T-MEC si en México no hay condiciones de certidumbre jurídica. Desde antes de asumir sus funciones el Gobierno actual ha dado muestras de que no se respeta el Estado de Derecho. Algunas de sus acciones han ido en detrimento de la confianza empresarial, lo que ha resultado en un inhibidor de la inversión que requiere el T-MEC para ofrecer resultados.
El T-MEC no puede ser considerado un salvavidas. No puede ser el. Sólo si México da señales claras, contundentes y de largo plazo en el sentido de que se van a respetar las reglas del juego y el Estado de Derecho, podrá restaurarse la confianza perdida de los inversionistas.
II. El T-MEC habilita lainversión, pero no la activa
Las noticias no son buenas para México. La desaceleración, el estancamiento y la recesión ya estaban presentes antes de que llegara la pandemia. El Covid-19 agudizó la situación. En 2019 se registró una caída en la inversión fija bruta de -5% anual, la más baja desde la crisis financiera global de 2009.
La confianza empresarial lleva siete meses consecutivos con niveles negativos en todos los sectores, según el INEGI. Sectores como el de la construcción han registrado niveles pesimistas desde noviembre 2018.
Hay una explicación detrás de esto: el cambio de reglas, las afectaciones al Estado de Derecho, las consultas públicas fuera de toda norma para justificar decisiones previamente tomadas, han ido en detrimento de la confianza y certidumbre necesarias para invertir.
Desde fuera nos llegan señales muy preocupantes, alertas de que no se están haciendo bien las cosas en materia de inversión extranjera. México descendió tres posiciones en el ranking de competitividad del IMD Business School. Pasamos de la posición 50 a 53 (de 63 países). La posición de México es la más baja desde que se lleva a cabo este ranking.
A esto se suma que México salió de la lista de las 25 economías más atractivas para la Inversión Extranjera Directa, elaborada por AT Kearney. Es la primera vez que la economía mexicana no figura en la lista desde su primer ingreso en 2013, cuando se ubicó en la novena posición.
AT Kearney relaciona la salida de México de esta lista con casos muy específico, como la cancelación del NAIM; la construcción de obras con baja rentabilidad, como la Refinería Dos Bocas; el cambio de reglas en el sector energético y el freno a inversiones privadas en marcha como la planta de Constellation Brands.
Los recientes comentarios del Embajador Christopher Landau acerca de la problemática en el sector energético han fomentado una mayor incertidumbre sobre la promesa del gobierno actual de no cambiar las reglas de juego.
Por último, recientemente empresas del sector petrolero y energético estadounidenses, pertenecientes a la American Petroleum Institute, han denunciado al Gobierno de México de “violar los compromisos” del aún vigente Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
III. No basta con el T-MEC para contener los efectos de la crisis.
Vivimos el peor momento económico desde la gran depresión de 1929. La mayoría de los países están implementando medidas sin precedentes para tratar de contener los efectos económicos adversos provocados por las medidas de confinamiento. Según la OCDE, las medidas fiscales anunciadas por el Gobierno Federal solo representan el 0.4% del PIB. Si comparamos con el resto de países del continente, México se ubica en el penúltimo lugar, sólo después de Bahamas. El primer lugar lo ocupa Perú con medidas equivalentes al 12% de su PIB.
Los efectos del bajo apoyo fiscal del gobierno mexicano se reflejan en las perspectivas de crecimiento. El FMI publicó esta semana sus pronósticos de crecimiento para 2020 y 2021. Para el caso de México, se revisó a la baja la perspectiva para 2020, pasó de -6.6% a -10.5%. Esta es la caída más fuerte prevista entre los países latinoamericanos. Preocupa que nuestras principales economías competidoras tienen mejores perspectivas que México en cuanto a su recuperación.
A partir de abril 2020, más de dos terceras partes de los gobiernos en el mundo han incrementado las medidas fiscales para mitigar los efectos negativos de la pandemia. Estas medidas han permitido preservar empleos y empresas. México, lamentablemente, es uno de los países con menores medidas fiscales como porcentaje de su PIB.
Debemos tenerlo claro: contener la caída de la economía dependerá de lo efectivo que sean los gobiernos en preservar las fuentes de ingreso de sus habitantes.
La situación no puede ser más grave. En mayo, las exportaciones e importaciones cayeron 57% y 47% con respecto al mismo mes del año anterior, respectivamente. Las exportaciones automotrices sufrieron una caída anual del 90%. La recuperación no será inmediata. Es más que nunca necesario que el gobierno implemente medidas y apoyos para preservar e impulsar el empleo en el sector exportador.
IV. Necesitamos reactivar nuestra economía
En víspera de que entre en funcionamiento, México no tiene todavía listas aún las leyes reglamentarias del acuerdo. La Comisión Permanente del Congreso decidió que apenas el 29 y 30 de junio armonizará un paquete de leyes con el T-MEC.
Se están revisando las siguientes leyes: Ley de Protección a la innovación industrial, Ley de Infraestructura de la Calidad, Reforma a la Ley Federal del Derecho de Autor, Reforma al Código Penal Federal en materia de grabación no autorizada de obras cinematográficas, Ley de Impuestos Generales de Importación y Exportación y la Reforma a la Ley Federal de Variedades Vegetales.
El tema de la reforma laboral reviste la mayor importancia debido a las posibles demandas que podrían ejercer Estados Unidos y Canadá. Para resolver esta situación COPARMEX ha impulsado la creación de un grupo de trabajo de alto nivel integrado por representantes del gobierno, de los empresarios y de los trabajadores, para enfrentar conjuntamente los desafíos derivados del nuevo tratado.
V. El Gobierno Federal debe recuperar la confianza perdida
Por encima de cualquier medida que implemente, el Gobierno Fedral tiene un reto aún mayor: recuperar la confianza. El FMI afirmó que el T-MEC no va a compensar la pérdida de confianza e incertidumbre en México.
Casos como el de Constellation Brands y la dura misiva del American Petroleum Institute quejándose de un trato discriminatorio en el sector energético son hechos que no abonan a recuperar la confianza. El T-MEC no podrá por sí sólo resolver la grave crisis económica por la que estamos atravesando. Es urgente activar políticas públicas, como los Remedios Solidarios que ha propuesto COPARMEX para proteger al empleo y al ingreso de las familias mexicanas.
Para que el T-MEC sea un instrumento útil para promover el desarrollo económico, tiene que acompañarse de un Gobierno eficaz que brinde certeza jurídica y que haga respetar el Estado de Derecho.