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Graciela RAMIREZ LUNA

El primero de diciembre llegó la primavera oaxaqueña y, mientras más se acercaba esta fecha donde tomó posesión el nuevo gobierno, crecieron algunas dudas; en primera instancia del equipo de trabajo que iba a rodear al nuevo gobernador y, ahora, cuál será el rumbo político, económico, social por el que llevará a Oaxaca.

Hemos ido conociendo a los que forman parte de este gobierno; por primera vez, poco ha sido el reciclaje, vemos muchas caras nuevas e incluso poco conocidas. Lo cierto es que, desde mi punto de vista ciudadano, es bueno no ver los mismos apellidos que controlan los hilos de la administración pública en el estado, a los que por herencia creían les correspondía seguir en el poder; veo inclusión de mujeres y jóvenes en las diferentes áreas, lo cual me parece un gran acierto.

En las calles se escuchan opiniones en pro o en contra, y es natural, pues nunca hemos tenido un cambio efectivo que nos beneficie como ciudadanos. Ahora, es básico el que individualmente, cada uno de los miembros del gabinete, sea apto para llevar a cabo las funciones que va a desempeñar, lo que no solo implica el conocer los temas encomendados para llevar a cabo el encargo al que fueron designados; sino

que no tengan conflictos de interés para desempeñarlo, clave para obtener, de entrada, credibilidad en el ejercicio de su gestión. Si bien el conocimiento es una condición necesaria, no es suficiente para dirigir exitosamente una Secretaría, Dependencia, Instituto, etc., sólo es una parte de lo que se requiere; la capacidad de generar resultados es para lo que están, tener capacidad de liderazgo, enfoque hacia resultados, trabajo en equipo, para comunicar y generar acuerdos, resulta fundamental para llevar a buen puerto el encargo.

 

El margen al inicio de cada gobierno para poder operar es limitado, pues hay que pagar compromisos políticos que se generaron por intereses específicos de grandes jugadores y grupos de interés en campaña; pero en la curva de aprendizaje (que se prometió sería corta), el titular del Ejecutivo debe cuidar en sus colaboradores, el ejercicio personalista del poder, y si no cumple en cualquier ámbito en el ejercicio de sus funciones, con humildad decir “no funcionó”, para que no signifique un problema que impacte sobre todo en los ciudadanos.

El clientelismo electoral, la disciplina sin criterio de sus legisladores y la ausencia de democracia interna, considero son prácticas que se deben evitar, puesto que ellas fueron duramente criticadas antes de llegar al poder. A la oposición ahora le toca “resetearse”, renacer con mujeres y hombres comprometidos y que articulen los cambios que el Estado necesita. Como ciudadana no importa si es rojo, azul, guinda o amarillo, me importa que sean personas comprometidas en ejercicio de sus funciones, que sea visible su capacidad para hacer el cambio, que Oaxaca y los oaxaqueños puedan crecer en oportunidades y desarrollo.

Siempre el cambio trae consigo una posibilidad y con ello nuevas oportunidades; sin duda, no es tarea fácil y demandará de un gran nivel de claridad e interlocución para hacer una realidad el cambio prometido. Como oaxaqueños, desde nuestra trinchera, debemos de involucrarnos en los asuntos públicos, exigir transparencia, criticar a los poderes, pedir resultado, ahí radica nuestra fuerza; debemos ser contrapeso crítico para participar en la agenda política, desde una perspectiva ciudadana.

 

*Abogada oaxaqueña comprometida con la sociedad, defensora de los derechos de la mujer y la familia. Maestra en Derecho Constitucional, Diplomada en Derecho Sanitario y Auditoría Legal de empresas.

IG / FB: RamírezLunaCorporativo

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