Las festividades en México y en Oaxaca son parte de nuestra identidad como nación en la vida diaria, de nuestras tradiciones y del folclor, que caracteriza a este país.
Hay temporadas en las que de día y de noche el sonido de los cohetes y de la pirotecnia de los fuegos artificiales anuncian y culminan alguna festividad, sobre todo de índole religiosa.
Sin embargo, es necesario recordar que los accidentes por quemaduras ocupan el cuarto lugar como causa de muerte en México, muchos de los cuales son sufridos por jóvenes y niños, quienes por juego o trabajo se involucran en esta actividad.
El tronido de los cohetes no sólo alteran a niños pequeños, a las personas enfermas internadas en clínicas y hospitales, sino también a los animales. Aquellos que quieren y protegen a sus mascotas saben que en esta época los perros sufren los estragos de cada detonación.
Sería una excelente propuesta por parte del Arzobispo de la Arquidiócesis de Antequera Oaxaca hacer un llamado a todos los feligreses para terminar la tradición de detonar cohetes, en pro del medio ambiente, así como evitar accidentes y quemaduras y como una nueva visión de la Iglesia Católica que siga el mensaje del Papa Francisco.
El cuantioso dinero destinado a la compra de cohetes, castillos y fuegos pirotécnicos en general se podría invertir en comida, medicinas y ropa para los enfermos en los hospitales, así como cobijas para los desamparados, etcétera.
Todos los feligreses y, sobre todo, los mayordomos de alguna festividad a un determinado Santo Patrono de su fe y devoción, podrían demostrar con actos de caridad bien entendida, la ayuda al prójimo, siendo más congruentes con la fe cristiana como lo demanda el Papa Francisco.