A pesar de la pandemia de Covid19, Oaxaca capital, fue elegida por los lectores de Travel + Leisure como la número uno entre las 25 mejores ciudades turísticas en el planeta.
Y, en los últimos días, una de las delicias gastronómicas más representativas de este estado, la Tlayuda ganó el concurso organizado por Netflix, con motivo del lanzamiento de su serie documental Street Food: Latinoamérica.
Sin duda, ¡Oaxaca es mágica!, su cultura y tradiciones, color y folclor, ha conquistado al turismo nacional e internacional como un destino imperdible para visitar. La revista internacional Vogue la considera la mejor ciudad para realizar bodas.
A pesar de los bloqueos, los ambulantes, la basura o de tiempos difíciles que a lo largo de su historia se han vivido, la sangre de esta tierra es más fuerte.
La nueva normalidad nos da la oportunidad de replantear el camino y la visión del estado en el que queremos convertirnos, no volverán los tiempos pasados y lamentarnos no cambiará nada.
Hacer comunidad y poner en la mesa acuerdos que beneficien a todos es lo importante. Desde la iniciativa privada y la sociedad se pueden impulsar diversas propuestas para fortalecer la economía local, durante algunos meses mientras la economía se recupera. No es descubrir el hilo negro, es crear alianzas y pactos, para no subir los precios de los servicios que conviertan a Oaxaca en algo inaccesible para los consumidores locales y que tristemense sólo se convierta en un lugar para el turismo nacional e internacional.