Alejandra MUÑOZ*

Rocío Figueroa, es una artista plástica-visual originaria de la Ciudad de México, desde muy joven inició su formación artística en la Escuela de Bellas Artes de Oaxaca. Durante la búsqueda de su lenguaje artístico se reconectó con su linaje istmeño Salinacrucence, identificada en su obra por una recurrente presencia de figuras femeninas que portan el huipil colorido de su tierra ancestral puertuaria, dentro de una gama armónica de tradición, identidad y gallardía. Hoy conoceremos sus reflexiones sobre su transitar como “Mujer Pintora” vertidas en el “1° Ciclo de Diálogos con Mujeres Pintoras” organizado por el Museo de los Pintores Oaxaqueños.

¿De qué trata el proyecto“Reecontrando el origen del bordado Istmeño”?

Fue creado a partir de una beca que emitió la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca. Trabajamos en conjunto con la Maestra Liliant Alanís para acercarnos a los bordados antiguos, más bien, a los diseños que se han ido perdiendo, siendo que los motivos de bordados de los huipiles pueden ser diversos, con figuras geométricas, humanas, animales o plantas, los cuales mantienen un simbolismo histórico.

A partir de esta búsqueda hicimos una investigación que fue prácticamente una cuestión de recuperación oral, entrevistando a personalidades que han tratado de no perder esta esencia, entre ellas la Maestra Julín Contreras, el Maestro José  Manuel Villalobos y el Diseñador Fabian Martínez, quienes nos permitieron apreciar sus trajes más antiguos con el fin de  conocer y cuidar este legado. Además, trabajamos con artesanas de Salina Cruz y Tehuantepec, para replantearles el valor del bordado y amplificar la acertividad cultural que ellos tienen de no perder esa esencia de los trajes, esta investigación de entrevistas y diseños de bordados, quedaron registrados en un “Libro de Artista” bajo la introducción del Licenciado Fernando Villalana, donde las artesanas plasmaron los diseños antiguos y actuales,  quedando el material documental como un legado para las dos comunidades.

Cabe mencionar que también existen varones que empiezan a incursionar en el bordado de manera exitosa, “ya que es importante que el varón también quiera aportar sus diseños y entrar en la labor técnica del bordado, siguiendo con esta tradición de fomentar la gallardía de la mujer tehuana”.

¿Cúal ha sido su percepción sobre la valoración del trabajo de las mujeres artistas para acceder a espacios culturales, museos y galerías?

En esta época se ha aperturado la presencia de la mujer, aunque todavía hay ciertas limitantes, yo creo que es momento de empezar a romper esta bruma que se ha generado con tópicos de que las mujeres tienen una labor especial en casa, con los hijos o que son parte de una sociedad a la que deben responder con ciertos prototipos. Pero falta todavía, porque vemos claramente que en exposiciones colectivas, en concursos, bienales e invitaciones para salir al extranjero, la lista predominante es de varones.

Es necesario hacer comunidad, no solamente en el ámbito oaxaqueño, en la Ciudad de México esta fuerza empieza retomar una alianza de “Sororidad” (Apoyo entre Mujeres) para  acceder a espacios. Aquí es cuestión de profesionalismo, el arte es un oficio, hay que hacerlo diario, hay que comprometernos y hay que demostrar lo que la mujer es capaz de hacer dentro de un ámbito cultural y sobre todo dentro de una esfera donde todos podemos tener las mismas posibilidades, aquí corresponde a las instituciones y a la sociedad, integrarnos de manera igualitaria para tener una propuesta social que nos de las oportunidades para demostrar que las mujeres podemos ser creativas y poder ocupar esos lugares que se nos han negado.

 

*Master en Dirección y Gestión de Museos por ESNECA-Lleida España y Especialista en Política y Gestión Educativa FLACSO-México. Actualmente es responsable del Área de Investigación y Museología del Museo de los Pintores Oaxaqueños.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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