Milka IBÁÑEZ*
CDMX.- En un universo narrativo donde los antihéroes han conquistado la pantalla chica, pocos han sido tan perturbadoramente entrañables como Dexter Morgan. Durante ocho temporadas, la serie con el mismo nombre —creada por James Manos Jr. y basada en las novelas de Jeff Lindsay— nos invitó a las entrañas de un Miami ficticio donde el protagonista, un forense especializado en salpicaduras de sangre, lleva una doble vida como asesino serial… de asesinos.
Lo fascinante de Dexter no es solo su premisa, sino la forma en que nos seduce con una voz interna que combina el cinismo, la lógica quirúrgica y una inesperada fragilidad emocional. Michael C. Hall da vida a este personaje con una precisión inquietante: su rostro imperturbable y sus miradas vacías contrastan con la tensión constante de quien anhela ser “normal” mientras obedece al “Pasajero Oscuro” que lleva dentro.
La serie comienza fuerte, con un guion sólido que equilibra crimen, humor negro y dilemas morales. La segunda y cuarta temporadas son, quizás, las más brillantes: la aparición de una femme fatale tan adictiva como peligrosa, y el Trinity Killer, interpretado magistralmente por John Lithgow, nos muestran los límites del propio Dexter y nos enfrentan con preguntas incómodas sobre la redención, la justicia y la herencia del trauma. Las dudas y reflejos de Dexter ante la aparición de estos personajes en su vida son tan nostálgicas como intensas.
Sin embargo, Dexter no fue inmune a los altibajos. A medida que avanza, el guion se vuelve algo irregular, las motivaciones de los personajes más difusas y, en ocasiones, las tramas resultan forzadas. A pesar de ello, el magnetismo del personaje central y los dilemas que plantea mantuvieron a la audiencia fiel incluso cuando la narrativa tambaleaba.
El final de la octava temporada dejó a muchos con un sabor amargo. ¿Era ese el destino inevitable del personaje o una salida desesperada por cerrar sin cerrar del todo? Por suerte (o por inquietud), el universo de Dexter no quedó enterrado en ese epílogo nebuloso.
Paramount+ recuperó el pulso con Dexter: New Blood, un spin-off que retoma al personaje en un nuevo entorno, con una vida reconstruida y —como era de esperarse— una identidad que vuelve a desmoronarse. Esta extensión aporta nuevos matices a Dexter como padre, como fugitivo emocional y como asesino aún en lucha interna. Más que redimirlo, lo reinserta en un ciclo donde la sombra siempre alcanza.
Y como si eso no bastara, ya se ha confirmado una nueva temporada. Tuve la oportunidad de estar presente en la presentación de esta en el CCXP_MX y, en serio, puede volver a retomar la historia de nuestro asesino serial más encantador, el que nos llena con sus dudas mientras lucha con —o por— su oscuridad.
*Comunicación y Relaciones Públicas. Directora General 24 Risas por Segundo, Festival de Cine y Comedia.