Compartir

Aida GAXIOLA*

En la actualidad, es complicado la interacción con los niños, sobre todo en cuanto a lo que está bien, lo que está mal y cómo se los haces saber. Entonces, estás como si nada y en eso te llega un citatorio para presentarte en el municipio. De pronto, tu cabeza vuela: ¿Pablo habrá hecho algo? ¿te falta hacer tequio en la escuela del mediano? ¿no haz pagado las cuotas del chico? ¿será algo de la casa?… No sabes qué pensar. Llegando a la junta, resulta que eres acusada y señalada como “mujer violenta” que ha causado un daño emocional severo a un niño; tú, con cara de what y de hulk al mismo tiempo, ¡no tienes idea sobre lo que esta pasando!

En la reunión con el síndico, te reclama una mamá porque eres una maltratadora, violenta y golpeadora de niños, que tienes una cara de mal carácter y eres mal modosa (en ese momento, ya no sabes si reír, llorar o golpearla, porque eso del mal carácter si es verdad) y, sobre todo, te pregunta “¿Por qué aventaste a mi hijo?” ¡No das crédito! mientras que por dentro le estás diciendo: “señora, a usted, a su hijo y a los demás ni los topo, ni los conozco, ni nada ¿Por qué se meten conmigo? ¿Qué mosco les picó?

La verdad, lo que pasó fue que estaban entrenando los niños de soccer y los de flag (ahí estaban mis hijos) en la unidad deportiva -cada quien es su campo- cuando un grupito de los de soccer se queda justo en la línea donde inicia el campo donde entrenan mis hijos, ahí donde se quedan las mamás. Tú estabas parada sola y ahí ves cómo los escuincles están echando desmadre aventándose y hasta maltratando el material de tu campo. En eso, uno de los chamaquitos te pisa con sus tachos de punta masacrándote el dedo; naturalmente, quitas el pie y el niño se tambalea. Para ti, se quedó en un juego de esos niños, pero ahora resulta que porque no te dejaste destrozar el pie, ¡aventaste a un niño!

Lógico que en la junta niegas la acusación, porque no vas a aceptar una mentira. Al final, el síndico dice que para la señora es poco lo que haz hecho porque su hijo quedo traumatizado y ahora le tiene miedo a la “señora violenta”. Tú sigues sin dar crédito, pero no vas a sacar a tu Hulk por una estupidez y ya no hay caso porque en un lugar como este, te toca ser víctima de la infamia y la ignorancia de la gente.

No te llamaras “reguetón” porque hasta los papás hacen que bailen sus hijos.

 

*Maestra Aída Gaxiola. Psicóloga Clínica, Madre, Yogui. Fascinada por las historias que florecen pero sobre todo de la maravilla del desarrollo humano. aidagaxiolav@hotmail.com

Compartir