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Aída GAXIOLA*

Es interesante como el estereotipo de ser “madre” cala en la cultura, el cuerpo, la ideología, las expectativas y lo más alarmante en las emociones y sentimientos de las mujeres. Las mujeres que han decidido ser madres, que se atrevieron a dar vida en un mundo cada vez menos vivo y más automatizado, han amenazado su maternar, condicionándose a una serie de estereotipos de cómo ser, qué hacer y decir, muchos dóndes y cómos de todo lo que implica la palabra MAMÁ. Lo más peligroso es que hasta cómo debes sentirte está establecido por los otros, ya que una mamá SIEMPRE ES AMOR, según lo que me han dicho.

Entonces, estás en uno de esos momentos donde la vida no te la está haciendo fácil; muy por el contrario, realmente no ves el día que este “aprendizaje de Dios” que parece más castigo divino, acabe de una vez por todas (obviamente declarándote con un 5 en el examen celestial). Para ponerle la cereza a tu estado, el niño grande de la casa, que ya dejó de ser un niño desde hace rato, está en una actitud donde no le importa lo que pase contigo, pero debes (en tono de exigencia) debes darle lo que pide y como él quiera. El segundo de los peques le entro la loquera que ahora quiere tener novia pero como le es difícil decidir está en un plan de “amigovias”, tirándole a actitud de patán. El niño pequeño, anda mal en la escuela, según él no le ve caso a estudiar porque lo que quiere es ser famoso en el internet ya que muchos de los que “admira” ni la prepa han terminado. Han sido días difíciles. Tratas por todos los medios de motivar, de educar en la responsabilidad afectiva, en hacer entender que son un equipo y que existe un principio de unidad (el cuál dice que para el bien común a veces debes renunciar a tu propio placer o bienestar total). Pero ahora resulta que tú eres la mala por querer poner límites, por establecer que no pueden hacer todo lo que quieran, por mantener la disciplina del estudio y de cumplir los compromisos. Con eso te ganas una serie de cumplidos como “No entiendes”, “Histérica”, “No sabes Nada”, “Anticuada”, aparte de muecas, malos modos, ser ignorada, etc., los demás piropos no los decimos.

Llego un momento en que te preguntas ¿en verdad quiero convivir con estas personas? No puedes decir que No, son tus hijos, son tu responsabilidad. Y te preguntas ¿son mi responsabilidad y cuándo empieza la de ellos? ¿Cuándo empieza lo que ellos han decidido? ¿Cuándo se harán cargo de sus propios demonios? ¿Yo por ser su madre tengo que cargar con sus infiernos? Preguntas, te auxilias, pero lo que obtienes es TÚ ERES SU MADRE. Parece que la palabra madre debe darte respuestas, fórmulas y emociones que ahora no tienes. Y por un momento, solo un momento, Odias TODO: La cultura, el sistema, lo que sabes, lo que no sabes, los que están cerca, los que no están, los odias a ellos y te odias a ti, ODIAS TODO. Y la única certeza en esos 5 segundos es que así como la risa, así como los besos, así como éxtasis, este odio solo durará esos pocos segundos y después tendrás que seguir, primero por disciplina y valores y luego por vida y emoción. Y esto último es lo que por el momento llamarás amor.

*Maestra Aída Gaxiola. Psicóloga Clínica, Madre, Yogui. Fascinada por las historias que florecen pero sobre todo de la maravilla del desarrollo humano. aidagaxiolav@hotmail.com

 

 

 

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