Compartir

Aída GAXIOLA*

El humor siempre ha sido la directriz de esta columna; no hay mejor manera de afrontar la realidad (desde mi perspectiva). Sin embargo, descubrir las líneas sutiles que existen en ello, dónde deja de ser broma y se vuelve verdad o peor aún confesión, es un arte. Cuando se tienen niños necesitaras de toda tu sabiduría y paz para poder mantenerte cuerda, feliz, pero sobre todo libre (léase sin homicidios).

Entonces estás en esos sábados que para ti son de goce y alegría, pero para tus hijos son de aburrición extrema porque no hacen NADA, y la verdad nunca has entendido esta ironía, porque en la semana no quieren y no hacen NADA, pero no fuera sábado porque su energía, ánimo y ganas hacen acto de presencia. Pero bueno, estás ahí en el sillón de la sala y tus hijos están pasándose el celular y aguantándose la risa, escena que asemeja unos cochis tratando de comer y estornudar al mismo tiempo. Ya con la curiosidad al límite, estiras la mano en dirección del celular en cuestión y con solo los ojos exiges dicho aparato. Tus hijos te ven con cara de sufrir. Lo primero que piensas es “Están viendo mujeres encueradas” o peor aún “Están viendo mujeres conocidas encueradas”. A tus ojos se les añade una sentencia de una palabra “AHORA”. Como se lo pediste al más pequeño, no tuvo más remedio que darte el celular. Ves que la foto que estaban viendo eres TÚ. No entiendes hasta que revisas más detenidamente y parece ser que han editado un videíto (un tick tock), en el cual a modo de fotos y animaciones se nota como regañas, gritas, te desesperas y sobre todo como ejerces la mirada Vargas (caramba ¿y el respeto?). Empezabas a ponerte roja, a sentir como el humo salía por las orejas cuando de pronto checas los views; ¡A caray! Tiene más de mil vistas. El hecho de sentirte famosa, calma la olla express. Y solo dices “Perfecto, me han usado para su diversión, así que, por regalías y uso de imagen, el dinero de su semana quedará como mi pago”. Ni sabes por qué están tristes, con tus nuevas ganancias les vas a comprar helado de todas maneras.

*Maestra Aída Gaxiola. Psicóloga Clínica, Madre, Yogui. Fascinada por las historias que florecen pero sobre todo de la maravilla del desarrollo humano. aidagaxiolav@hotmail.com

 

Compartir