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Graciela RAMÍREZ LUNA*

Desde hace años, la tecnología ha sido parte de nuestra vida diaria, ha ido cambiado nuestra forma de ver el mundo; vemos que la globalización toma gran importancia y en todos los ámbitos debemos conocer en qué consiste y cuáles son los retos frente a ella desde nuestra profesión.

Hace unas semanas, acudí al Congreso de 100 años de la Barra Mexicana Colegio de Abogados A.C., en donde se trataron temas como digitalización y ciberseguridad, transformación digital, el futuro de la abogacía, etc.; por lo que podemos ver que, el derecho no es ajeno a esta disrupción tecnológica.

Actualmente, en el ámbito jurídico, se analizan temas como: Habeas Data, contratos digitales, las aplicaciones y el software entre otros y, viendo los grandes avances que tiene la tecnología, también es necesario abarcar otras nuevas tecnologías como el Blockchain o los Bitcoins para su estudio y regulación por parte del derecho.

La profesión de abogado si bien se constriñe a las normas o tiende a ser dogmática, los fenómenos como la tecnología deben abrir un panorama mucho más amplio de lo que ocurre en el mundo, y salirse de la burbuja o resistirse al cambio; no hay que pensar que la tecnología nos va a quitar el trabajo, sino cómo vamos a adoptar esa tecnología para ser los mejores abogados; debemos ir más allá de la norma, para comprender temas como: el impacto de la tecnología en los ciudadanos, la protección de sus datos personales; en las empresas, y temas relacionados con la propiedad intelectual, sistemas, contratos digitales, etc.; y en la sociedad en general, con las TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación) con las que convive en su día a día.

El sistema jurídico mexicano en general, está poco preparado para afrontar estas nuevas dinámicas; pues la legislación no responde a estos avances tecnológicos y está siendo rebasado por el contexto actual; son innegables los beneficios y la utilidad de las nuevas tecnologías, pero es esencial asegurar la protección de los datos personales y sobre todo de los derechos fundamentales de las personas usuarias que podrían ser vulnerados; y esto sólo se logrará en la disposición que se tenga para actualizar la leyes en esta materia y modernicen las políticas públicas para que internet sea un espacio seguro para los usuarios; por lo que se torna necesario reformas en esta materia, algunas todavía en la congeladora del poder legislativo. Las Facultades de Derecho también desde sus aulas, investigar y aportar a la construcción de estos temas que nos son nuestro futuro, sino el presente, para implementación de nuevos modelos educativos que permitan un trabajo mancomunado entre abogados, ingenieros, administradores; pues los nuevos negocios digitales, requieren desarrollarse a través de proyectos que consideren todas las variables tecnológicas presentes. El papel de la tecnología, también es fundamental en la administración de justicia; es importante que ningún estado se quede atrás en la tecnología y que el poder judicial se enfoque más en la transformación digital.

 

Es imperativo que los abogados y en general todas las profesiones, podamos entender la tecnología para poder potenciar sus beneficios y poder alcanzar un uso adecuado de la misma. También es muy importante ser críticos frente a ella, pues los usos que se pueden dar a la tecnología pueden no ser favorables, y esto presenta riesgos frente a los cuales debemos actuar y ayudar a minimizar. Para el derecho, la tecnología es todo un reto; empezando por la rapidez que conllevan los procesos y sus mecanismos que necesitan una regulación que debe brindar soluciones no solo desde la norma, sino a través de la utilización de los principios de derecho que ayudan a la norma en caso de vacíos.

*Abogada oaxaqueña comprometida con la sociedad, defensora de los derechos de la mujer y la familia. Maestra en Derecho Constitucional, Diplomada en Derecho Sanitario y Auditoría Legal de empresas.

IG / FB: RamírezLunaCorporativo

www.ramirezluna.com.mx

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