Armando EBOLI*
PUEBLA, PUEBLA.- Es raro, pero la cancelación del aeropuerto de Texcoco marca un antes y un después en la política mexicana, además de ser la esencia del estilo de gobernar de Andrés Manuel López Obrador. Para mí no se puede despegar del decreto que declara sus obras de gobierno como de seguridad nacional y el fallido aeropuerto.
Con un 30% de avance hizo lo que a nadie le parecía lógico, canceló el aeropuerto y dio un golpe en la mesa tan irracional que nadie dudó que AMLO es un presidente con el que tienes que tratar los asuntos personalmente, él tiene el poder y no temé usarlo. Quizá años de tecnocracia nos hicieron olvidar que los políticos son personas con intereses ideológicos, morales que no siempre harán lo más conveniente, lo más lógico.
Se había cortado un proyecto transexenal que había empezado durante el gobierno de Felipe Calderón. Pero una vez rotos los pactos no escritos, por el mismo Andrés Manuel. ¿Que impide ahora al siguiente presidente hacer lo mismo con sus proyectos? Proyectos como el tren maya, la refinería Dos Bocas o el aeropuerto Felipe Ángeles corren peligro y dejarlas con un 30% de avance ya no basta. Terminarlas antes de que finalice el sexenio parece imposible. Decretar las obras como de interés y seguridad nacional fue la forma que AMLO encontró para proteger su legado y saltarse las cadenas burocráticas, que se han creado para combatir la corrupción, pero que sólo han dificultado los procesos.
De las cosas que más escándalo causan, es el creciente poder que va acumulando el ejército mexicano, mientras más responsabilidades les dan, más nos habituamos a su presencia en áreas que deberían estar reservadas para civiles, como combatir el narcotráfico, la migración, resolver el abastecimiento de medicinas o construir trenes, refinerías y aeropuertos. Todos los proyectos donde participa se vuelven opacos por la “seguridad nacional”.
En parte AMLO ha convertido la política mexicana en un asunto de fe. Para sus obras (a reserva de lo que dictamine la SCJN ) no habrá estudios de impacto ambiental, amparos o demandas. AMLO nos pide que confiemos en él, que él sabe lo que es mejor para el desarrollo del país, nos pide un voto de confianza para que le dejemos saltarse las regulaciones. Sólo un hombre con su popularidad podría pedir tanto y aunque los expertos en el área ven peligros, las masas parecen tranquilas porque, en efecto, le tienen fe.
*Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) y pasante de la maestría de Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Interesado en relacionar arte con política. De gustos altermundistas pero acostumbrado a vivir en un mundo neoliberal. exxebo@hotmail.com