Arturo DIEZ*

LEÓN, GTO.-La primera vez que leí sobre el concepto de lo siniestro de Freud* fue durante la maestría, en 2019, mientras revisaba textos críticos sobre la escritora sinaloense Inés Arredondo. Meses después lo entendería mejor durante una clase del profesor Andreas Kurz. De mis apuntes: en alemán siniestro se dice unheimlich. heim significa hogar, pero también tiene connotaciones con la palabra intimidad o confianza, “donde me siento en confianza”. Lich convierte en adjetivo la palabra y el prefijo un se usa para negar (como “in” en español). Por lo tanto, mientras que heimlich puede ser algo que se hace en confianza, un lugar donde hay intimidad, lo opuesto es algo que se hace en secreto, a espaldas de alguien. La confianza, entonces, se destruye desde el hogar. El yo es destruido desde dentro y lo familiar pasa a ser algo que perturba.

La experiencia de lo siniestro está en Por qué volvías cada verano (Palíndroma, 2021) de la escritora argentina Belén López Peiró (1992). Publicada por primera vez en 2018 por Madreselva Editorial, en esta novela autobiográfica narra el abuso sexual que sufrió por su tío de los 13 a los 17 años. El lector siente cómo ese lugar donde el yo debería sentirse en confianza, es destruido.

El valor de este libro no reside únicamente en su tono íntimo y la fuerza de Belén López Peiró para volver al trauma y narrarlo, también está en su técnica narrativa. Para desarrollar su historia emplea sobre todo un estilo polifónico, donde las voces que construyen el relato expresan de tal modo su perspectiva, que no le es necesario señalar con claridad quién narra en cada momento. La escritora argentina entiende que cada voz expresa un lugar en el mundo y sabe generar esa voz en cada personaje de la historia, confía en su dominio de la técnica, en que no le es necesario nombrar.

Con este estilo, fragmenta la historia, el lector conoce diferentes miradas sobre lo ocurrido y descubre que lo siniestro de la violencia no está sólo en su ejecutor, sino también en un sistema, en finas capas que la reproducen en frases cotidianas o de apariencia inocua, como el abogado que dice “tu vieja me dijo que a los trece, pero conviene que digamos a los once”. En la relectura, el arranque de la novela ya evoca lo siniestro, el yo que sufría la ruptura de lo familiar: “Y entonces, ¿por qué volvías cada verano? ¿Te gusta sufrir? ¿Por qué no te quedabas en tu casa?”

* También traducido como “ominoso”.

*Nací y crecí en Xalapa. Estudié ciencias de la comunicación en la UNAM y en mi tiempo libre me aficiona leer para vivir otras vidas, así como escribir para contar algo de la mía.

Contacto: arturodiezg@outlook.com y arturodiezgutierrez.wordpress.com

Compartir