Jennifer JIMÉNEZ*
GUADALAJARA, JAL.- Julio, mes en que las madres debemos prepararnos psicológicamente para sobrevivir a nuestros hijos y ellos a nosotras, de innovar y vernos creativas para implementar juegos, actividades y pasatiempos que los alejen de las pantallas. Es momento de sacar del closet nuestra espiritualidad usándola como escudo para las adversidades que se avecinan en el verano. Por cierto, suerte mamas.
Siguiendo la línea de la espiritualidad, hablemos de un fenómeno que ocurre cuando estamos en este camino. ¿En que momento podemos saber si nuestra espiritualidad es genuina? Bueno, para no ir tan lejos ¿La espiritualidad puede ser falsa? Por supuesto que sí. Se vuelve falsa cuando está dominada, influenciada, incluso ligeramente aromatizada por el ego, y es aquí en donde la primera pregunta se contesta.
Cuando hemos decidido adoptar una nueva filosofía que nos ayude a impulsar esta parte espiritual de nosotros, existe una brecha por la cual el ego se puede colar volviéndose imperceptible, transparente, así son las artimañas de nuestro ego, y no es para menos, pues ahora intenta sobrevivir a toda costa, busca volver a ser el protagonista. Pero no puede camuflajearse del todo, existen tres formas de identificar si esto ha ocurrido.
Se trata de los tres aspectos que secuestran la verdadera intensión espiritual. La envidia, la competencia y el rechazo. Si se está expuesto a una persona que sabe más que nosotros se siente envidia, se quisiera estar en ese lugar, tener ese conocimiento, ese avance, esa experiencia, y por consecuencia el comportamiento gira en torno a criticarla, atacarla o desmeritarla. Si una persona está a la par de nosotros, entonces se entra en competencia, buscando la superioridad, avanzar más rápido que la otra parte. Por último, si alguien esta debajo de nosotros, entonces el rechazo o la repugnancia florece, dando paso a todas aquellas actitudes que representen superioridad.
Cuando una de estas se ha manifestado, quiere decir que el ego está tomando el control de la situación, en este caso de experimentar el camino espiritual. Y así es en todo lo que hacemos, no solo en nuestro despertar. En el momento en el que sientes envidia, competencia o rechazo, en cualquier ámbito, propósito o menester, tienes la hermosa cualidad de identificarlo y trabajar en ello. Evitemos la tentación de juzgarnos o sentirnos mal con nosotros mismos, son actitudes que nos permiten ver el fallo, corregirlo y avanzar.
El camino espiritual no se trata de perfección, de juicios, de críticas, de aferrarse. Es un camino noble, paciente, amoroso, somos nosotros los que decidimos convertirlo en una dictadura, en donde si fallamos nos latigueamos hasta sentir dolorosamente la culpa. La espiritualidad no prosperará si previamente no se pasan por momentos de catarsis, de error, de fallo.
* Escritora e instructora de meditación. Apasionada por los temas espirituales y de superación personal. He tomado diferentes estudios, diplomados y cursos que me han llevado a conocer y compartir lo que aprendo y experimento sobre el poder de nuestra mente y espíritu.
IG: meditaconmigomx
Página web: www.meditaconmigo.mx