Claudia SAGREDO*
Sin duda en esta columna somos amantes de los museos, de los animales y de su interacción que con el paso del tiempo se ha dado entre ellos, desde los perros famosos de Velázquez que posan con sus familiares de alta alcurnia, hasta los perros de Rembrandt que esperan en “La ronda de la noche” y de aquellos que Goya colocó en los títulos de sus obras. Los animales son parte de nuestra historia, como animales de compañía, como animales de trabajo, como apoyo emocional … hasta como una extensión de nuestra personalidad.
Dicho esto, el arte no podría quedarse atrás en retratar, promover y poner a trabajar a estos seres queridos por todos. Desde los perritos que olfatean obras para salvarlas del deterioro, de perritos que cuidan las puertas de los museos, de los perritos que son exhibidos en las grandes salas de museos alrededor del mundo hasta los gatunos que son portavoces de la seguridad en los museos. ¿Te imaginas que en tu próxima visita a un museo ya no sea una voz la que te diga que guardes tu distancia con la obra de arte? Y en vez de ello puedas recibir un ¡Miau! O tal vez un zarpazo que te indique que hay un protocolo, en este caso un protocolo gatuno para el buen comportamiento museal. ¿Será más efectivo que un guardia o más divertido para los bloopers de la vida de recintos culturales?
Por más que mi curiosidad quisiera conocer a esta patrulla de felinos, uniformados y listos para trabajar en la seguridad del museo, ronronear al final de la jornada laboral y obtener atún por un trabajo bien hecho. Esta historia de gatos y museos es un poco diferente, para ello iremos a uno de los museos más importantes del mundo: El Hermitage, ubicado en San Petersburgo, Rusia con una colección de más de tres millones de piezas que van desde el arte prehistórico, pintura y escultura occidental, artes decorativas, arte oriental, cultura rusa y numismática; que se divide en un complejo de seis edificios. Esta colección fue iniciada cuando Catalina la Grande designa al Hermitage como su Palacio de Invierno y dedica parte de sus esfuerzos en adquirir piezas de carácter artístico.
Tal vez la creación de esta patrulla felina se dio tras la invasión de tropas alemanas para proteger el espacio del saqueo artístico, culminando en poder trasladar 2 trenes con piezas de gran valor histórico a Sverdlovsk para protegerlas de su extracción por los alemanes. ¿Te imaginas ver trenes llenos de piezas? Este movimiento ha sido de los más grandes en la historia para salvaguardar nuestra historia artística como humanidad, pero tal vez, hablaremos de esta historia en otra ocasión, regresemos a nuestra patrulla felina. Actualmente el Hermitage cuenta con un pelotón de 70 gatos que viven, transitan y resguardan el museo de plagas de ratones, que más que dedicarse a la apreciación artística roen las piezas causando daño en las mismas y en la arquitectura del espacio.
La creación de esta patrulla gatuna se remonta al siglo XVIII y su finalidad fue la del control de plagas: roedores que sin gran sentido de lo que es considerado arte se instauraron en San Petersburgo y como control del espacio se designó a 70 elementos de cuatro patas y bigotes la ardua tarea de controlar la plaga en los túneles de más de 23 kilometros que se encuentran debajo de los edificios Pequeño Hermitage, el Gran Hermitage, el Nuevo Hermitage, el teatro, y el Palacio Menshiko.
Actualmente, ya no se dedican tanto a la acción de caza de roedores y son más unos supervisores de otras acciones creadas por el avance tecnológico para el control de plagas, aun así, se presume que esta tropa está en las nóminas del museo y que este se dedica a alimentarlos, cuidarlos y promoverlos con caricias que provocan ronroneos por el trabajo bien hecho dentro del museo. Su principal función se encuentra en los túneles, así que son pocos los afortunados que ven día a día su jornada laboral, más, sin embargo, si tienes suerte podrás verlos disfrutar de un descanso bien merecido en los jardines del museo… o tal vez en su rondín en las salas a mitad de la noche.
Y tú, ¿Crees que Velázquez, Van Dyck, Murillo, Rubens, Gauguin, Da Vinci, Rembrandt o Picasso se sientan protegidos por bigotes y cojinetes?
*Mercadóloga y gestora cultural enfocada en autogestión de recursos y relaciones públicas