Claudia SAGREDO*

 

Es sin duda una realidad de que vivimos en un mundo en el cual varios individuos son amantes de lo ajeno, pero ¿cómo funciona el hurto en un museo?, ¿Recuerdan los grandes robos en los museos? La Mona Lis siendo recuperada y ganando popularidad entre su gremio al ser recuperada dos años después de haber sido robada en un lunes parisino, de lo cual en mi opinión fue una gran estrategia de marketing, sin duda se volvió una de las piezas más famosas del mundo y más custodiada, pero es, es otra historia.

Con lo anterior quiero llegar al punto de la postura de un museo ante un acervo que se presume robado. Para ello debemos comprender lo siguiente, un museo o la mayoría de los museos tienen lo denominado “acervo” y esto no es más que una serie de obras de artes de distintas disciplinas que le pertenecen a un museo, el cómo llegaron a pertenecerle varía, puede ser desde la donación, como cuando te donaban la ropa de tu hermana mayor; la compra, esta se daba de particulares, casas de subastas o galerías y en comodato, esto se refiere a que un coleccionista le “presta” una pieza al museo por un tiempo determinado. Ojo este tiempo puede ser mucho muy largo, he leído que hay piezas en préstamo por 100 años … toda una vida.

¿Hasta aquí todo bien? Ahora una pieza como cualquier producto o servicio que compras tiene unas credenciales, en el caso de las piezas es de procedencia y autenticidad, es la historia de la pieza, entre más antigua, más interesante -en mi opinión-, ya que puedes conocer en qué taller se hizo, si perteneció a una familia de la aristocracia, si se vendió o se heredó… etc. Y así la credencial de identificación de una pieza vive en los archivos del propio museo y aquí va construyendo nuevos datos, como: si fue restaurada, si se tomó un verano en Europa en préstamo para una exhibición, etc.

 

Ahora viene lo interesante, ¿cómo puede saber un museo si la pieza es falsa o se adquirió de forma ilícita? En teoría su tarjeta de identificación te lo diría, pero la realidad es que hay grandes escándalos en el mundo del arte de piezas que expertos determinaron que eran originales o que fueron compradas legalmente y terminan con los trapitos al Sol. La realidad es que hay más elementos para determinar si es una pieza falsa debido a la tecnología en donde raspan partes del óleo de la pieza o lo someten a rayos X, etc., que para determinar si una pieza es original o no, actualmente hay expertos no solo en los artistas sino en las firmas de los mismos.

Dicho esto, enfoquémonos en el punto importante, ¿cómo saben los museos que una pieza fue extraída ilegalmente? La realidad es que, si sus credenciales no contienen datos que pudiese entrever que son piezas sustraídas de formas sospechosas, difícilmente lo sabrán.  Lo que es una realidad es el cómo reaccionarán ante esta situación, uno de los casos más importantes en la restitución de obras es la de Gustav Klimt (“Retrato de Adele Bloch-Bauer”) que en los 2000 sostuvo un litigio entre Austria y su original dueña Altman en donde Austria tuvo que devolver las piezas, mismas que se trasladaron a LA y posteriormente se vendieron a un coleccionista en NYC quién las mantiene SIEMPRE en exhibición en la Neue Gallery.

Hace unos días, se dio algo muy similar, solo que este museo desde su concepción tiene un estatuto que indica lo siguiente: “Devolver los objetos a su país de origen o a su país de descubrimiento moderno cuando una información fiable indica que fueron robados o encontrados en excavaciones ilegales” Así que estas piezas, en específico “Orfeo y las Sirenas” serán devueltas a Roma a pesar de haber sido compradas por $550,000 dólares.

Y tú, ¿crees que haya más piezas robadas exhibidas en los museos?

*Mercadóloga y gestora cultural enfocada en autogestión de recursos y relaciones públicas.

 

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